Se cumple un nuevo aniversario del día histórico en el que la Selección de Diego Armando Maradona, Carlos Bilardo y compañía alcanzó la gloria eterna por segunda vez en su historia.
36 años de alcanzar la gloria máxima. El 29 de junio de 1986, la Selección Argentina venció 3-2 a Alemania Federal y se consagró campeona del mundo en México. En el estadio Azteca, 114.600 espectadores de todas las nacionalidades fueron testigos de cómo la Albiceleste levantó su segunda Copa del Mundo, con Diego Maradona como figura, convirtiéndose en leyenda.
Esa tarde, en el sur de la capital mexicana, se terminaba de escribir uno de los capítulos más gloriosos del fútbol argentino y, especialmente, de Diego.
Carlos Salvador Bilardo creó un grupo de guerreros que logró superar cada escollo que se le presentó durante los siete partidos y llevó una alegría inmensa al pueblo argentino. Corea del Sur, Italia y Bulgaria quedaron atrás en la fase de grupos, donde Argentina salió primera. 1-0 en octavos a Uruguay, el histórico 2-1 en cuartos a Inglaterra con la magia de Diego, y un contundente 2-0 a Bélgica en semis llevaron a la Albiceleste a la final de la Copa del Mundo, ante Alemania Federal.
Con goles de José Luis Brown y Jorge Valdano, nuestra Selección comenzó ganando
2 a 0. Karl-Heinz Rummenigge y Rudi Völler igualaron el partido y casi noquean a la ilusión de millones de argentinos. Pero tres minutos más tarde, Jorge Burruchaga marcó el 3-2 final y un grupo de pibes, comandados por el Doctor, alcanzó la gloria eterna.
El festejo de la Selección
“Apenas pudimos, nos fuimos a disfrutar de nuestra propia vuelta olímpica en la cancha donde nos habíamos entrenado todos los días. Tranquilos, nosotros solos”, contó el propio Diego, brindando los detalles varias veces de ese día, pero en donde mejor y más claro lo hizo fue en el libro Mi Mundial, mi verdad.
Fue en ese largo relato en el que Maradona recordó cómo y por qué se llevó a cabo aquella íntima ceremonia futbolera. “Yo no largaba la Copa ni loco. La llevé abrazada como a un bebé hasta el América. Recién ahí se la presté un ratito a (Julio) Grondona, que me la pidió”, aseguró. Diego se refería así a la llegada al predio del América de México, ubicado en el sur del Distrito Federal, donde la Selección se había concentrado y entrenado antes y durante el Mundial. Un lugar que no tenía comodidades cinco estrellas, pero que sirvió para generar esa mística ganadora.