El Papa que se puso el traje de gaucho de Boedo, bendijo la Copa de San Lorenzo y marcó el destino de Messi en la Selección

Lionel Messi reconoció y saludó a Francisco, quien lo había recibido antes del Mundial de Brasil del 2014 en el que el 10 por primera vez llegó a jugar una final. También fue un emblema de la campaña de San Lorenzo que por primera y única vez ganó la Copa Libertadores del 2014.

El mundo del deporte saludó y se sumó a los homenajes por el fallecimiento de Jorge Bergoglio, el Papa Francisco, quien durante su mandato en el Vaticano se permitió estar muy cerca de la pasión de los argentinos: el fútbol y el deporte en general.

Antes del Mundial de Brasil 2014 y casi por un pedido de Carlos Bilardo, por entonces director de Selecciones con Alejandro Sabella y Messi como estandartes de aquel equipo, Francisco recibió a los jugadores que iban a representar a un país que hacía 28 años que no jugaba una final en un Mundial.

Si bien Messi estuvo muy cerca de levantar la Copa, el Papa le dio una especie de bendición para empezar a cambiar su suerte en la Selección y ocho años después cumplió el sueño de su vida en Catar 2022.

Además, por su inconfundible admiración por San Lorenzo, fue el talismán del equipo del Ciclón que por primera vez en su historia ganó la Copa Libertadores del año 2014. En ese momento, el propio Marcelo Tinelli fue quien se encargó de hacer notar el fanatismo de Francisco por San Lorenzo, que había nacido mucho antes de sus votos religiosos.

Ayer, el propio Messi se encargó de recordarlo remarcando que Francisco había sido el Papa que estuvo cerca de la gente.

“Un Papa distinto, cercano, argentino. Q. E. P. D. (Que en paz descanse) Papa Francisco”, señaló el capitán de la Selección. “Gracias por hacer del mundo un lugar mejor. Te vamos a extrañar”, añadió.

Antes de ser electo en 2013 y dejar su nombre secular, Jorge Mario Bergoglio en numerosas ocasiones participó en actividades del club y dentro de ellas se encuentra el momento en que otorgó uno de los sagrados sacramentos a futbolistas juveniles que por ese entonces vivían en la pensión, entre los que se encontraba Ángel Correa, futuro campeón del mundo con la Selección Argentina y la Copa Libertadores con el Ciclón.

Uno de los futbolistas en participar de la ceremonia fue nada más y nada menos que Ángel Correa, que por ese entonces tenía 16 años y era una de las máximas figuras de la Séptima división que saldría campeona ese mismo año, a solo dos años de un 2013 que cambió por completo la vida de ambos.

Mientras Bergoglio era electo Papa y se transformaba en Francisco un 13 de marzo de 2013, el 31 de ese mismo mes Angelito debutaba profesionalmente con el manto azulgrana, encuentro frente a Newell’s que sería derrota por 1-0 y que es infamemente recordado por la detención de Pablo Migliore en vísperas al cumpleaños 105 del club. Su adaptación al primer equipo no tardó y poco más de un año después se consagró campeón del Torneo Inicial y Copa Libertadores, certámenes en los que cumplió un rol preponderante sin importar su temprana edad y que le valió la millonaria transferencia a Atlético de Madrid en 2014.

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