No se toma vacaciones...

Estudiantes le ganó al Barcelona y selló el pasaporte para clasificar a los octavos de final de la Copa Sudamericana. El equipo fue un aluvión en el primer tiempo y el uruguayo Mauro Méndez tuvo una noche consagratoria en el club.

El Clásico

19/07/2023 - 00:00hs

Estudiantes acusó recibo del golpe de la semana pasada. Con rebeldía se sobrepuso a la humillante derrota contra River y apeló a los duendes de 1968, la mística de los ’80 y las “brujas” del 2006 y 2009 para sacar adelante la primera gran final del año.

Tras sacarse de encima la tensión de los primeros minutos, el equipo logró pegar rápido y primero a través de Mauro Méndez, quien se mostró endiablado adentro del área. El delantero uruguayo, con un olfato goleador voraz y demostrando un hambre sanguinaria para romper la red del arco del Barcelona no dudó en rematar un disparo fugaz que llegó tras una pelota parada mal jugada desde un córner. Así sorprendió al arquero del Barcelona cuando apenas se habían jugado tres minutos del partido.

El equipo se fue adueñando del protagonismo apoyado en el despliegue de Ascacíbar, la presión del Corcho Rodríguez y el compromiso de Zapiola para pedir la pelota y buscar complementar a Rollheiser en el reparto de importancia.

La defensa fue el punto más bajo y Luciano Lollo falló en dos ocasiones dejando a los delanteros ecuatorianos ante la chance de descontar, aunque Mariano Andújar estuvo siempre muy atento a todo.

Con el correr de los minutos, Estudiantes creció en la cancha y empezó a llegar por derecha con las subidas de Leonardo Godoy y las paredes que éste hacía con Benjamín Rollheiser.

Barcelona comenzó a desesperarse y abusó de las faltas. Incluso, el árbitro del partido no le cobró una infracción dentro del área a Godoy en la jugada previa al segundo gol.

Mauro Méndez metió la cabeza cuando Rollheiser había sacado un centro envenenado (casi con rosca en diagonal al arco) y otra vez descolocó al arquero del equipo visitante.

Ya a los 20 minutos era la noche del uruguayo Méndez, que había aprovechado toda la confianza que le dio el técnico Eduardo Domínguez para ponerlo un paso delante de Boselli y con la responsabilidad de revertir la llave con una diferencia de al menos dos goles para intentar pasar de forma directa.

La llave se iba a cerrar antes del final del primer tiempo, cuando otra vez Benjamín Rollheiser se paró dentro del área, se perfiló y definió cruzando la pelota de derecha a izquierda convirtiendo un verdadero golazo.

Barcelona de Guayaquil sintió la definición como un golpe de nocaut y salió a jugar el segundo tiempo con impotencia y juego brusco.

Estudiantes no cambió la fórmula y siguió atacando

En el contexto de un partido con viento a favor, hasta el mismísimo Guido Carrillo se terminó agrandando y a pura guapeza marcó el cuarto y definitivo gol, redondeando de dicha forma una goleada merecida que metió al equipo en los octavos de final.

Ahora se viene el Goiás, pero antes cerrar de la mejor manera la campaña en la Liga Profesional. El equipo, además de la clasificación, logró un cambio positivo de identidad, se renovó de cara al futuro y el principal desafío de la dirigencia será retener a Rollheiser justo en el mismo momento en el que la formación titular volvió a acomodarse.

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