Rusia estuvo a la altura de las circunstancias… Un cóctel emotivo con tinte nostálgico por el pasado de un pueblo luchador y potente se contrapone con un baño de modernidad reflejado en la canción original de la Copa entonada por un rapero de moda.
Rusia estuvo a la altura de las circunstancias… Un cóctel emotivo con tinte nostálgico por el pasado de un pueblo luchador y potente se contrapone con un baño de modernidad reflejado en la canción original de la Copa entonada por un rapero de moda.
El ballet, como símbolo de cultura de un enorme país que le abrió los brazos al mundo, tuvo un lugar protagónico con niñas y cantantes vestidas con ropa de época. Una verdadera fiesta multicolor para ponerle el broche de oro a lo que fue considerado el mejor Mundial del siglo XXI.
Con Vladimir Putin, el primer ministro francés y la presidenta de Croacia compartiendo el palco, los jugadores tampoco decepcionaron y dentro de la cancha regalaron seis goles en una Final que va a quedar en el recuerdo como la de mayores conquistas en los últimos 60 años.
Los hinchas en las gradas celebraron y arengaron a metros de distancias, unos de otros, sin la más mínima agresión. Algo impensado para el fútbol Argentino, que tiene que prohibir a los hinchas visitantes para que no se muelan a palos o se produzcan emboscadas.
Rusia 2018 dejó un mensaje esperanzador de cara al futuro: el fútbol puede seguir creciendo no solo como negocio, sino también como elemento de unidad entre las diferentes razas que conviven en el planeta tierra. Ayer, sin ir más lejos, el seleccionado francés estuvo integrado por la mayoría de jugadores cuyos padres o abuelos llegaron desde Africa para buscar mejores condiciones de vida en Europa.
Como hace más de setenta años, con el final de la Segunda Guerra, el deporte en Europa inspira una sensación de seguridad y prosperidad parea la vida de las personas, que ni siquiera los contados ebrios hinchas franceses que festejaron el título en el Arco del Triunfo podrán empañar.
De algo hay que sacar lo bueno: en el fútbol, ellos nos copiaron las mañas, la estrategia y ahora también la pelota parada. Es tiempo que en Argentina se empiece a copiar un poco del trabajo que llevó a Francia, Bélgica, Croacia o Inglaterra a definir este Mundial.