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Diario Hoy recuerda aquel trabajo compilatorio que ubicó a la banda de Vicentico, Flavio y compañía en el camino a la consagración en toda América.
30/08/2023 - 00:00hs
Sin lugar a dudas, Los Fabulosos Cadillacs es una de las bandas argentinas más importantes de la historia. Y también una de las que más triunfaron a nivel continental. Y algo de ese despliegue musical descomunal empezó a darse con el disco compilatorio que editaron hace exactamente 30 años. Se trata del disco Vasos vacíos. No solo es el primer compilatorio, sino que es el disco más premiado de la banda.
Aquel álbum fue una suerte de grandes éxitos que, además de agrupar las grandes canciones de sus seis discos anteriores, se incluyeron dos temas nuevos e inéditos: Matador y V centenario. Matador terminaría convirtiéndose en clásico de la banda, quizás el más popular de toda la historia de los Cadillacs. Además de ello, llegó a ser considerada la mejor canción del rock latino en toda la historia. Aquella canción también se conjugó con los vientos de la historia que soplaban en esa época.
En pleno apogeo de los videos musicales y aprovechando la gran expansión y popularidad de la señal MTV, la banda grabó un recordado y memorable video que contó con la dirección de Pucho Mentasti y la actuación del actor Eusebio Poncela en el papel del Matador. Para la época, aquel video también fue un parteaguas, dadas algunas imágenes fuertes que se podían apreciar en la producción audiovisual. La canción Matador aborda una temática histórica propia del continente: cuenta la historia de un hombre apodado justamente “El Matador” que aguarda en una pensión mientras la Policía prepara un asalto final para matarlo. En la letra, además, se menciona al cantautor chileno Víctor Jara.
La otra canción inédita es V centenario, que contiene una letra con una postura muy crítica respecto de la celebración de los 500 años del descubrimiento de América. El propio Vicentico llegó a decir en su momento sobre aquella letra: “V centenario está dedicado a los 500 años de la conquista de América, pero negándola. Es algo que de alguna manera ya pasó, pero a nosotros nos sigue pegando. Y lo loco es que la gente no se hace cargo de esas cosas. Acá vinieron, mataron a todo el mundo –sigue sucediendo de otras maneras– y la gente celebró como si fuera una fiesta. Quisimos fijar nuestra posición”.
De algún modo, aquel disco compilatorio puede verse a la distancia como el inicio de un proceso de cambio en el sonido de la banda. Porque luego de Vasos vacíos le siguió un disco en vivo, y luego, ya en 1995, Rey azúcar. En ese disco ya empezaba a vislumbrarse algo del cambio de rumbo que iba a experimentar la banda con el disco que les valió ganar un Grammy, el enorme trabajo que fue Fabulosos Calavera. Para muchos y muchas, aquel disco significó la puerta de ingreso a la banda y el sonido Cadillacs. Amplió su público y puso a la banda en otro estatus.
Entre algunas de las canciones que se incluyeron en Vasos vacíos figuran: Te tiraré del altar, Mi novia se cayó en un pozo ciego, Siguiendo la luna, Yo no me sentaría en tu mesa, Silencio hospital, Basta de llamarme así.
Los Cadillacs y Celia Cruz
Aquel trabajo compilatorio tomó el nombre de una canción que los Cadillacs habían grabado junto con la reina de la salsa, Celia Cruz. Vasos vacíos, la canción, se encontraba en el disco El ritmo mundial, de 1988. Para aquel entonces Celia no era muy conocida en el país. De alguna manera, aquella fue una oportunidad de empezar a insertarse en el mercado local.
Según contó en una entrevista el tecladista de la banda, Mario Siperman, la idea de invitarla a cantar surgió luego de escucharla durante un viaje a Perú: “Le dijo medio en broma de invitar a Celia a la grabación. Le pareció genial porque el interés por este tipo de música llegaba hasta Perú. Así fue que organizamos su llegada. En esa época, acá no se escuchaba música caribeña. Estaba considerada grasa. La música de este estilo, con percusión, era algo mal visto. La llegada de Celia fue medio de casualidad, casi en broma”. Entre una cosa y otra, finalmente Celia se vino a la Argentina a grabar y en algún punto entre agosto y octubre de ese año estampó su voz y su estilo a esa canción. Con el tiempo, terminaría convirtiéndose en un clásico.
Ella misma supo decir tiempo después: “Creo que hicimos algo muy bonito, especialmente si tenemos en cuenta que Los Fabulosos y Celia Cruz no tienen nada que ver. Es decir, yo no estoy haciendo mi género, pero traté de hacerlo lo mejor posible. Incluso comencé cantando como si fuera rockera, pero Masucci me dijo que hiciera mi estilo, y creo que tuvo razón y lo que grabamos quedó mejor así”.