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Lo hizo en el estreno de Dos locas de remate en Buenos Aires.
La actriz y la creadora de la serie que revisa la llegada de Salvador Allende al poder revelaron detalles exclusivos de cómo fue ser parte del proyecto.
01/04/2024 - 00:00hs
Nominada a tres premios Platino, Los mil días de Allende, serie que pudo verse en la TV Pública el año pasado, creada por Leonora González y protagonizada por Alfredo Castro y Aline Kuppenheim, retrata en cuatro capítulos los años de experiencia en el gobierno de Salvador Allende y el trágico final del presidente. Dialogamos con González y Kuppenheim en exclusiva para saber más detalles de la propuesta.
—¿Cómo surgió la idea de la serie? ¿Creés que era el mejor momento para hacerla?
—Leonora González: Nos dimos cuenta en un momento que prácticamente no se habían hecho ficciones sobre Allende, sobre el personaje y sobre el proceso de la Unidad Popular. Como muchas de las películas, en su gran mayoría documentales, los documentales de Patricio Guzmán, el documental de Marcia Tambutti, y la ficción, está la ficción de Miguel Litín. Entonces, nos parece que había un vacío ahí, había un vacío y consideramos que sí, que los 50 años era un momento adecuado que iba a generar visibilidad, interés. Y que también me correspondía, a raíz de los 50 años también tener una visión, o proponer una mirada del personaje y del proceso que no se había tenido. Entonces sí, nosotros pensamos en eso, pensamos que era que el mejor momento, queríamos mostrar una faceta más humana, en conflicto con la situación política, en conflicto también en sus relaciones afectivas, más tierno con el sentido del humor. Como para revisar el personaje y mostrarlo en su en sus distintas dimensiones.
—¿Qué trabajo de investigación hiciste para componer a Hortensia? ¿Viste videos, fotos, tenías algún vago recuerdo?
—Aline Kuppenheim: Hortensia es una mujer que estuvo y sigue estando en la retina de muchos chilenos. En mi caso, durante mi infancia, adolescencia, donde teníamos noticias de ella después del golpe, cuando inició su cruzada por el mundo en busca de denunciar y hablar de lo que en Chile había ocurrido y en busca de solidaridad y apoyo internacional, también para combatir la dictadura. Por lo tanto, una mujer muy emblemática en Chile que siempre estuvo y que está en la memoria. Y, efectivamente, revisé muchas de sus entrevistas, de sus fotografías, del documental, por ejemplo, de su nieta y también fui a buscar en mi memoria los recuerdos que tenía de ella y de las cosas que me habían contado. Y me di cuenta de que es una mujer que siempre admiré mucho y que me sentí muy honrada de interpretar en esta serie.
—¿Cómo fue encontrar por dónde ir y armar la producción?
—LG: Mis padres participaron del proceso de la Unidad Popular, como muchos jóvenes de su época, y se fueron exiliados a Italia. O sea, la sensibilidad con respecto a esta historia viene de mi experiencia vital, entonces marcó como mi vida Allende y la Unidad Popular, y a muchos chilenos y a otros mucho más trágicamente que a mí no. Entonces, bueno, el proceso fue de alguna manera definir qué era lo que nos interesaba, que era humanizar al personaje. A partir de eso también tratar de entender cuáles eran los momentos de este proceso de tres años donde pasan un montón de cosas, digamos, y se pueden contar un montón de cosas. Cuáles eran los hoyitos más importantes que ponían al personaje en una situación de conflicto, de mucho conflicto y a partir de eso fuimos seleccionando los hechos, los momentos, las relaciones humanas que más nos servían para contar esta historia. Fue realmente difícil, fue un proceso de investigación junto a una investigadora que ha estudiado muchísimo el período. Fue un proceso de trabajo difícil por el poco tiempo que teníamos, porque queríamos salir al aire para el 11 de septiembre, y muy intenso, de mucho estudio, de mucha lectura, de mucho trabajo de mesa, de guion.
—¿Cómo fue el encuentro en el set de Los mil días con los compañeros y compañeras? Con muchos ya habías trabajado anteriormente...
—AK: El encuentro con compañeros y compañeras de trabajo siempre es un placer. Son personas muy queridas y muy admiradas y siempre hubo una ventaja volver a actuar con compañeros ya conocidos, porque eso facilita bastante las cosas en el set y en la relación, en la química que pueda producirse entre los personajes. Porque uno conoce el compañero y cómo trabaja, cuál es su sensibilidad, cuál es su forma de actuar, una muy linda experiencia como siempre.
—¿Qué expectativas tienen con el premio y cómo recibieron las nominaciones?
—AK: Siempre es un honor, siempre una sorpresa, siempre. La verdad es que uno siempre cree que no se lo va a ganar, entonces tengo pocas expectativas, pero sí, estoy muy honrada por la nominación y bueno, que gane el mejor trabajo, eso siempre creo que es así. La nominación en general siempre es fruto de un trabajo conjunto, parece cliché, como que muchos actores y actrices lo dicen cuando reciben premios, pero es verdad. Cada una de las áreas de una producción depende de la otra y es un sistema, y cuando uno es nominado o una es nominada, todos son nominados en el fondo, así que espero que nos vaya muy bien.
—LG: Muy honrados de estar nominados con las mejores series, con más competidores. Son todas series de muy alto nivel, Iosi incluso la usamos en algún momento referenciando, la primera temporada, en el uso que hacen de la imagen de archivo. Entonces es una serie que me gusta mucho. Creo que tienen altísimo nivel de producción, entonces para nosotros es un honor. Estar entre estos cuatro nominados, junto con ellos, ya es un premio, fuimos viendo ahí como íbamos pasando etapas y nos pusimos muy contentos, y cuando estuvimos dentro de los cuatro nominados fue una gran alegría. Y, bueno, creemos que Alfredo y Aline están por méritos, son grandísimos actores, que además han hecho un recorrido internacional. Alfredo con todas las películas y Aline también con 1976, una película hermosa que ganó muchos premios, entonces también están ahí por su trabajo en Allende, y yo creo que también por su trayectoria.
La necesidad de revisar el pasado
—¿Qué es lo que te atrae de los años 70 que en el último tiempo te han tocado roles en diferentes producciones que los revisan?
—Aline Kuppenheim: Los años 70 fue una época muy convulsionada y donde ocurrieron muchas cosas. Es una época bisagra, los 60, los 70, en muchos aspectos. Por lo tanto, seguramente nos faltan muchas historias todavía que contar de esa época con respecto a los movimientos políticos, a la historia, a los movimientos sociales, a los movimientos feministas, con la aparición de la píldora, con la discusión sobre el aborto... En fin, muchas historias que todavía quedan por contar de los años 70. Por lo tanto, es normal que se suela revisitar esa época, sobre todo en nuestros países, en particular en la producción de Los mil días de Allende, un momento histórico poco visitado en general en nuestro país.
—¿Cómo es volver al pasado, desde la ficción, y revisar sucesos que han marcado a fuego a la región?
—AK: Siempre es interesante volver desde la ficción al pasado, porque eso te obliga a renovar ciertas visiones, actualizarlas, recordarlas, modificarlas desde tu perspectiva actual. Muchos son recuerdos de infancia, por ejemplo, y en este caso particular es sobre todo interesante como ejercicio de memoria. Es decir, como siendo uno vehículo para que otros y otras generaciones también puedan observar la historia y comprenderla con herramientas como el audiovisual, que presenta distintos estímulos y distintas formas de generar una experiencia. Al ver una producción es un poco como soñar, con lo soñado, es vivido, lo visto en el cine, o en las plataformas también, es un poco vivirlo y eso me parece interesante. Sobre todo en estos tiempos donde el negacionismo es tan fuerte, tan fácil y donde hay generaciones que están completamente desconectadas de la historia bastante reciente y que modifica y altera y determina también nuestro presente.
—Leonora González: Creo que, y lo digo un poco por la experiencia de Allende, que hay historias que no concitan el interés de las grandes corporaciones y no por eso son historias que no se deban contar. Los mil días de Allende es una serie que se materializa a través de la de la coproducción, a través del levantamiento de fondos de dinero, de canales de televisión pública de Argentina, de España, de Chile. Y sí, es un camino más difícil, pero es importante que se generen condiciones en la industria para que estas historias también puedan ser contadas, aunque no sean historias que, por distintas razones, son muy válidas, no están en las grandes plataformas. Nosotros también hemos trabajado para plataformas muy orgullosamente y hemos hecho proyectos con ellos. Pero se tienen que generar estas condiciones a través de incentivos de fondo, de fortalecer los canales locales como para poder ofrecerle al público y a la audiencia también, contenidos, historias diversas, que se han contado de forma distinta también.