En diálogo con diario Hoy, el gran humorista cordobés contó cómo se prepara para hacer su tercera presentación online con Stand up de barrio e hizo un balance acerca de esta nueva modalidad.
Con una amplia trayectoria en televisión y teatro,
Chichilo Viale ha hecho reír a un país entero y se ha vuelto un genuino representante del humor cordobés.
Como otros tantos artistas, en pleno contexto de aislamiento, el humorista ha dado un salto y se anima al streaming con Stand up de barrio, un monólogo en el que promete hacernos reír recordando situaciones referidas a su infancia y a las cosas que vivió en esas épocas como la comida de la vieja, la canchita de fútbol, el asalto o americana, la primera novia, el boliche y demás cosas típicas de cualquier barrio.
El show tendrá lugar este domingo a las 20.30 y las entradas pueden conseguirse en Ticketek Live.
—¿Cómo estuviste pasando la cuarentena?
—Al principio como debía, suponiendo que todo pasaba en quince días. Nos quedamos encerrados, compramos comida y esperamos. Era todo nuevo. Pero esto se dilató y vamos a cumplir ocho meses, es muy estresante. La pasé mucho mejor de lo que suponía que podía pasarla. Uno se pone a escribir, está conectado, pero la verdad ya estoy cansado. Es un mundo nuevo al que habrá que acostumbrarse, pero al que me resisto, así que espero que dentro de poco afloje un poco, porque es bravo.
—Dijiste que estuviste escribiendo, ¿cómo es crear en tiempos de pandemia? ¿En qué te inspirás?
—En todo, menos en lo que está pasando. Históricamente, cuando escribo mis espectáculos, busco que la gente se divierta y no le recuerdo lo que está pasando afuera. En mi caso, no veo más televisión, al menos lo que tiene que ver con noticieros porque no quiero más noticias seminefastas que tienen que ver con el virus porque te satura, te degrada el cerebro y te baja las defensas. Eso no quiere decir que evada la realidad porque tengo mi
alcohol en gel o al 70%, mi barbijo y todos los cuidados que debo tener. Pero ya está, yo sé qué es lo que tengo que hacer.
—Vas a estar haciendo el streaming Stand up de barrio, ¿cómo te preparás?
—Esta es la tercera presentación y ya me estoy acostumbrando porque la verdad es que no es nada agradable contar una historia para hacer reír en donde el único público es un camarógrafo y un sonidista. Te falta la vibra, la respiración, el aplauso, las risas, están faltando un montón de cosas que tienen que ver con lo que hacemos nosotros, con el humor. Pero como dije, aunque es difícil, ya me estoy acostumbrando. En la segunda presentación eran tres camarógrafos, entonces era como un estadio lleno; y ahora hemos agregado un productor de piso, entonces ya somos cuatro… Es como un estadio completo, no sé qué voy a hacer. (Risas)
—El flyer especifica: “humor fino basado en la más pura realidad”, ¿por qué ese calificativo?
—Lo de fino es porque no digo malas palabras y las que digo son las que van, entonces dejan de ser malas palabras. Además, hago un humor que es muy de salón, muy divertido y no toco temas controversiales, entonces se ríen desde los niños hasta los viejos. A este espectáculo iba a ponerle PM40, Prohibido para menores de 40, porque quién iba a suponer que hoy un chico de 25 o 30 pudiera reírse de los pantalones oxford, los pantalones pata de elefante, o las poleras que se usaban en aquella época... Pero se ríen. Yo creo que los jóvenes se ríen de imaginarnos a nosotros con esa pilcha, pero la moda va a volver y nosotros nos vamos a reír de los jóvenes que se van a tener que poner el pantalón ancho. (Risas)
—Está bueno porque es apto para toda la familia...
—Absolutamente.
—¿Tuviste que adaptar el guion a este nuevo formato?
—No, pero lo que descubrí con este stand up es que yo cuento cosas de mi barrio, pero que también son del tuyo y de cualquier barrio del mundo, porque con este espectáculo he comprobado que funciona en la Argentina, Colombia y Venezuela, o en cualquier lado de la Quiaca hasta Ushuaia... Funciona porque pasa lo mismo en todos los colegios y barrios del mundo, nuestra primera novia, el baño, el peinado, el perfumito, el primer cigarrillo, el asalto, la música que escuchábamos, todo tiene una magia muy especial, pero me causa mucha rareza que hay un montón de esas cosas que todavía pasan que no sé si van a volver a pasar. Porque yo cuento de la reunión de la esquina, de los asados, de los picaditos y hace un año que no hay nada de todo eso.
—El stand up se nutre mucho del vivo, pero en el caso del streaming las retribuciones llegan vía redes sociales...
—Creo que el streaming apareció como cuando se hundió el Titanic y cerca tuyo caía un salvavidas. La verdad es que, excepto raras excepciones, no es un formato que deje ganancias como el teatro, la gira o el vivo; sin embargo, sirve para que sigamos estando en pantalla, en el candelero, en cartelera y que la gente no se olvide. Y lo que está bueno es que por medio de las redes sociales, el público puede devolverte un aplauso virtual. De hecho, ahora han sacado un meme mío con el Presidente de la Nación que se hizo viral y es de esas cosas que no imaginabas que podían pasar, pero que te mantienen vivo porque estás en todas las redes.
—¿Sentís que esta nueva modalidad llegó para quedarse?
—Llegó como complemento del teatro porque creo que al teatro no lo va a suplir nada. El teatro es fantástico, alucinante, la gente, el público, el aplauso, el aire, la sonrisa... Creo que el streaming llegó para aquellos que no tienen una fácil accesibilidad al teatro tengan la oportunidad de desarrollar su talento vía streaming.
—Ahora estás con el stand up, pero vos había comenzado con el monólogo más tradicional…
—La diferencia que veo entre ambos es que en el monólogo puedo hablar Belgrano, mi equipo de fútbol; en cambio, el stand up es autorreferencial, habla de lo que le pasa a uno normalmente y después va mutando. Antes cualquier stand up era autodestructivo, ahora dejó de serlo porque llega un momento que vos no te podés masacrar tanto, entonces le hablás al público haciéndolo parte de eso que te pasa. Pero es un humor que me gusta porque está basado en la más pura realidad y
ahí vos sos el antihéroe permanentemente: sos feo, gordo, con várices, pelado... tenés todas las contras.