La nueva propuesta de Blau
En diálogo con este multimedio, el líder de la formación, Lautaro Schachmann, reveló cuáles fueron los modos de producción de su álbum y también presentó las novedades que se trae entre manos.
Entrevista ExclusivaEn diálogo con diario Hoy, los responsables de la ficción se expresaron sobre la complejidad de encarar una propuesta que aborda el universo del freestyle.
26/09/2021 - 00:00hs
Zeppelin Studios llevó adelante la nueva serie de HBO MAX, Días de gallos, que, con base en el universo del freestyle, terminó construyendo un relato generacional sobre el crecimiento, los sueños y la pasión por la música. El experimentado Hernán Guerschuny oficia de showrunner, mientras que Joaquín Cambré es el director y Joaquín Bonet, el guionista. Con todos ellos dialogó Diario Hoy para saber más de la exitosa propuesta.
—¿Cómo fue encontrar el tono exacto para lograr que el público de la serie sea amplio?
—Hernán Guerschuny: Este fue, sin dudas, el primer desafío al encarar una serie sobre
freestyle. Somos todos cuarentones y, al meternos en ese universo particular, con reglas tan propias, un universo tan definido que genera tanta identidad, teníamos que ser muy fieles a ese universo, con mucho rigor y responsabilidad, porque estábamos a un milímetro de que los haters nos liquiden. Pero, por otro lado, teníamos que crear un show amplio que, a través de HBO MAX, llegara a un púbico vasto de toda la región. En la prehistoria el proyecto iba a ser un documental, al que sumamos a periodistas específicos en la materia, como Juan Ortelli, que llegó a ser jurado en competencias; y después todo desencadenó en una ficción que la gente de HBO se vio muy interesada en que desarrollemos, teniendo en cuenta que cada elemento de la serie fue trabajado con mucha responsabilidad: cómo son las batallas, cómo se prepara una batalla, cómo es una competencia, cuál es el criterio del jurado, cómo es el entrenamiento. Y después el director y el guionista interpretaron todo para llevarlo a la pantalla de una manera rigurosa. Volviendo a la pregunta, fue el gran desafío y estamos todavía con la curiosidad de saber si lo hemos logrado.
—Joaquín Bonet: Desde el lado autoral había dos desafíos: meterme en un mundo que a priori me era ajeno y tratar de empatizar como cuando a mis 20 tenía mi banda de rock, y tocaba, y sentía el crecer en lo aspiracional de campo al mundo. Además, encontrar los resortes narrativos para contar, también, nuevos desafíos de las generaciones. Hay algo común hasta los 20, pero también, cuestiones particulares. Por eso, investigamos, tratando de recuperar esa energía y querer. Además nos interesaba el cruce entre mundos, el de los adolescentes y adultos. Tuvimos el interés de no gobernarlos, y la riqueza está en eso. Es una serie de crecimiento y tuvimos que ponernos en marcha y recordar viejos tiempos.
—Joaquín Cambré: En la preproducción, en la producción y en la filmación, fue un gran desafío. Había que unir el mundo de actores y no actores, creando un verosímil, que se sienta real. Mi hijo de 10 años me ayudó porque le gusta el mundo del freestyle. Ese universo es muy abarcativo, y la serie, por suerte, también. Tuvimos una buena recepción del mundo del freestyle; ya que muchos miembros de él nos ofrecieron ayuda, participaron, nos decían qué estaba bien y qué mal, nos sugerían cosas. Eso fue muy importante.
—¿Cómo fue la experiencia de trabajar para una plataforma?
—HG: Yo ya había trabajado para Netflix y mis experiencias son muy virtuosas, concentrándote en lo que más sabés: o dirigir o el trabajo más creativo, sin la angustia de si la gente cobra o no a fin de mes; que te pasaba en el cine independiente, con libertad creativa, pero con esa angustia. Acá, tener el respaldo es algo que agradezco, implica un diálogo con ellos, pero es muy rico.
—JB: Ya lo había hecho para Viacom y estoy acostumbrado, desde lo autoral, a entender el proceso y que las múltiples miradas enriquecen el producto. En las plataformas hay una profesionalización de la mirada, gente muy preparada, entendiendo sus públicos objetivos y qué nivel de profundidad del relato se necesita. Y acá no deja de haber una mirada de autor cumpliendo con el objetivo de llegar a un mercado amplio. Como dice Kartún, pinta tu aldea y te entenderá el mundo; y, en mi primera obra, Miguel Ángel Solá me dijo algo parecido. No creo que no sea compatible el trabajo en una plataforma con la autoral.
—JC: Hubo mucha libertad en el proceso de filmación, y seguramente hubo más trabajo en el proceso de desarrollo. Eso hizo que la serie funcionara. No hubo muchas voces, en el set hubo una sola voz, y parecía que todos iban hacia el mismo lado.
—¿Cómo pensaron la historia, tan local, para otros mercados?
—HG: Lo que hace universal a cualquier historia es que haya un cuento que sea interesante, y lo hemos comprobado como espectadores cuando vimos historias de otros lugares, agradecés que haya elementos de su idiosincrasia. Acá no lo vimos como un limitante, sino todo lo contrario. Sí nos focalizamos en la narrativa y que las historias de los personajes sean sólidas y tengan un arco; es un coming of age y requiere un desarrollo.