ENTREVISTA EXCLUSIVA

“El teatro es un acto ancestral y colectivo, lo vivo como una necesidad espiritual”

En diálogo con este medio, Martín Slipak habló sobre sus preferencias en los modos de producción. Además, presentó la obra basada en una desaparición forzada que lo tiene sobre las tablas.

Espectáculos

11/03/2021 - 00:00hs

Durante una charla íntima con este multimedio, el artista Martín Slipak se expresó sobre su protagónico en La ilusión del rubio, un unipersonal bajo la dirección de Gastón Marioni que está basado en la desaparición forzada del joven cordobés Facundo Rivera Alegre. Además, reflejó cuáles son las decisiones que tiene en cuenta a la hora de elegir los proyectos y su intenso presente.

—¿Qué características tiene el personaje? ¿Cuánto tiene de vos? ¿En qué basaste la investigación para llevarlo a cabo?
—Para mí, cuando uno construye un personaje jamás deja de ser uno. Por lo tanto, yo no pretendía hacer de Facundo, sino que pretendía justamente hacer un trabajo desde Martín y que ese trabajo sobre el escenario cuente un poco sobre la vida de este chico. Además, jugué a ser Facundo, no pretendo mostrar ni imitar a ninguna persona. Es decir, quiero, a partir de las entrevistas, de lo dialogado, poder acercarnos colectivamente a la vida y a la desaparición de esta persona. Obviamente fue un trabajo por demás emocionante porque lo primero que hicimos fue tener un Zoom con la mamá de Facundo, eso ya nos llenó de sensaciones, emociones, de información. También desde ahí empezó el trabajo, lógicamente se pusieron elementos reales porque se trata de alguien que existió, que fue desaparecido por la Policía. Entonces, te lleva a un respeto particular por ese trabajo, se debe ser cauto más aún porque es la historia de alguien que ya no está para decir ‘esto es así’. En este sentido, junto a Gastón Marioni, el director de la obra, decidimos desde el primer momento ser absolutamente cuidadosos, respetuosos, con lo que decíamos y hacíamos. Más allá de lo terrible del caso, el texto de la pieza teatral es una invitación al juego escénico, reitero, dentro de todo lo horrible. Eso es un poco la dicotomía tan interesante en la que se encuentra pues por otro lado era un jovencito que jugaba, cantaba, tenía su hija y fue desaparecido. De esta manera, encuentra la vida y la muerte con fuerza en ambas ­direcciones.

—¿Qué fortalezas y debilidades encontrás en el formato unipersonal donde estás solo sobre el escenario?
—Me parece que al ser un unipersonal inevitablemente tiene que aparecer el juego. De esta manera la consigna fue ‘¿Cómo creemos que jugaría Facundo si tiene un escenario a su disposición?’, tenía que ver con eso. Es una historia de un chico que nunca pudo pararse sobre un escenario, frente a la gente para cantar porque no tuvo un montón de oportunidades, hoy no puede hablar. Entonces qué pasaría si se puede parar hoy a hablarle al público de clase media. A partir de allí se construyó el juego de la obra, donde Gastón Marioni me permitió darme los permisos para que el propio juego me sorprenda.

—¿En qué basaste la investigación para lograr este rol y llevarlo a cabo?
—En principio la charla con la mamá de Facundo, eso es fundamental. También ver y analizar como los medios de comunicación pertenecientes a Córdoba y al país en general trataron el caso. Fueron formas muy ambiguas, politizadas, poco profundas. Por lo tanto es difícil investigar sobre discursos emitidos por los medios de comunicación porque están teñidas de intereses. Por otro lado, los expedientes, los dictámenes también fueron manchados y nunca llegaron a la verdad.
Entonces las investigaciones tuvieron que ver con estas ambigüedades, vaguedades, con lo borrado, cambiado, entre otros.

—¿Cómo te incide el hecho de interpretar piezas basadas en hechos reales?
—Me parece una oportunidad muy interesante justamente para ver lo que ocurre luego de la pieza teatral. Están dentro de un camino de búsqueda de justicia, de finalizar la impunidad. Son la excusa para ser parte de esta lucha. La obra desde ese punto de vista debe ser humilde porque no es la protagonista del hecho sino lo es el suceso, lo que pasa con las jóvenes abusadas, los desaparecidos en democracia. Esta obra es una excusa más para pelear contra ello. Me gusta que así sea porque no vas a ver una obra que solo entretiene y luego te olvidás, por el contrario te demanda un compromiso. Es interesante que esto ocurra en un teatro oficial pero también el comercial. Sobre todo esto último pues, a veces, no se compromete en la totalidad.

—¿Cuáles son tus luchas y batallas cotidianas?
—Tengo muchas, desde las macro a las micro. En principio trato de ser un buen padre y un buen novio. Hago lo posible por ello. Como artista, trato de involucrarme en las cosas que me interesan, aunque a veces puedo, y otras, no. La economía suele marcar lo que sucede en la carrera, trato que no sea así, lo intento. Voy acercándome a lo que más deseo como artista. La verdad es que La ilusión del rubio y La jauría son dos piezas que si pudiera reelegirlas, no lo dudaría ni un instante. Son dos trabajos que se acercan a los deseos que tengo como artista. Sobre lo micro, intento ser menos ansioso, menos reactivo, entre otros.

—¿De qué manera vivís esta vuelta al teatro presencial?
—Con mucha emoción, mucha dicha, intensidad y cautela también porque entiendo es una situación que puede cambiar. Trato de propagar la idea que el teatro es más seguro que muchas otras cosas. Entiendo que hay algo de la ceremonia que no tiene comparación al no ser presencial. El teatro es un acto ancestral y colectivo por ende lo vivo como una necesidad espiritual. También entiendo que los placebos que surgieron en este momento como el teatro online y otras cosas fueron necesarias también para apaliar la necesidad económica, espiritual, entre otros. Fue importante hacer La ilusión del rubio en formato grabado porque llegó a mucha gente y un caso así merece conocerse más allá de la obra. En relación a La jauría sucede lo mismo. Hay que concientizar sobre cómo no funciona la justicia patriarcal, como los hombres no revisan sus acciones, continúan sucediendo casos terribles. Es importante revisar las masculinidades. Si bien es importante el acto presencial, hay contenidos que perfectamente también pueden tener una manera online para que trascienda el contenido de las temáticas y llegue a más gente.

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