El documental sobre Armie Hammer
En un repaso histórico por los ciclos, personajes y figuras que marcaron un momento de la TV internacional, diario Hoy recuerda la carrera del famoso actor.
El intérprete vive un gran momento con estreno en plataforma, teatro y la próxima grabación de la película de Los simuladores, esperada por todo el mundo.
11/07/2023 - 00:00hs
Los protectores, la comedia del sello Star Original Productions protagonizada por Adrián Suar, Andrés Parra y Gustavo Bermúdez, estrenó su segunda temporada, que ya está disponible en Star+. En esta nueva entrega, que cuenta con la participación especial de Lionel Messi, Martín Seefeld encarna a Cartens, un empresario que terminará por robarles todos los jugadores a los protectores, quienes deberán ver cómo se rearman tras la misteriosa y sucia estrategia. Para saber más de su rol y mucho más, hablamos en exclusiva con Seefeld.
—¿Cómo vivís estos lanzamientos de los proyectos audiovisuales en los que participás al mismo tiempo en todo el mundo?
—Me parece maravilloso y que está bueno. Me parece que tener la posibilidad, dentro de cosas que son complejas, es una de las posibilidades que creo que las plataformas ofrecen, dar visibilidad al actor, tanto a los actores de allá como los de acá, de poder circular por el mundo y que la imagen de uno y el laburo de uno sea visto en otros países, en otras culturas y me parece que es interesante, así como aprendemos con una cantidad de actores que vemos en programas, me parece que a nosotros, ojalá tengamos la suerte que les pase lo mismo a ellos cuando lo ven a nosotros. Pero me parece que es importante, me parece que todo lo que es la globalización en ese punto es interesante.
—¿Cómo recibís el feedback de los espectadores que ahora es instantáneo? ¿Sos de responder? ¿Te escriben por las redes y demás?
—Mira, sí, sí, te escriben sobre todo en la región. En general no podés contestar todo, pero cuando tenés alguna cosa para contestar, la contestás. Lo que pasa es que yo creo que estamos en un mundo donde todo es efímero, donde vos das una noticia hoy y mañana ya se olvidó. O sea, si vos preguntás hoy cuál fue la noticia más importante de la semana pasada, yo te puedo asegurar que los dos nos ponemos a pensar y no sabemos. Tardamos un rato en decir: “Ah, no, pasó que no sé, que hubo una elección en tal edad”, o algo que fuere, pero todo pasa a un nivel de velocidad y todo es tan vertiginoso. A mí lo que me pasa, no sé si te pasa a vos, pero viste que en la pandemia vimos 14.000 series, y si yo te pregunto por alguna serie hoy, muchas no nos acordamos, porque es tanto el nivel de información y a veces de desinformación que el disco no alcanza a retener todo eso. Entonces, antes vos tenías una empatía y una entrada a la casa de la gente, con las novelas, con los programas, el horario, que era como una rutina. Hoy la gente lo ve en cualquier horario, lo ve en siete capítulos en dos días.
—En el colectivo, en el subte, en cualquier lado...
—Con un nivel de distracción fenomenal. Y me pasa que con la plataforma pasa algo con los actores nuestros, que cuando la gente lo ve enseguida te lo dicen, pero ni por asomo es lo que sucedía con las tiras diarias.
—A la hora de elegir los proyectos, ¿tenés esto de lo efímero en cuenta?
—No, a mí para elegir, cuando puedo elegir, porque a veces tengo que laburar sin elegir, pero cuando puedo elegir, elijo en función siempre del guion. Siempre del guion y de lo que puede llegar a ser una calidad de producción y una forma de hacer, pero fundamentalmente el guion y el personaje. No el personaje por protagonismo, porque en este caso me toca en Los protectores ser como la contrafigura de ellos, pero por ahí, si te toca en una miniserie hacer un capítulo, y ese capítulo lo que tenés que hacer es lindo para ser interesante, lo hago feliz. O sea, no es que me preocupe cuán protagónico puede ser, me parece que es interesante ver qué es lo que tiene para contar y qué propone.
Esta me parecía una comedia divertida, interesante, el personaje es un contrapunto fuerte de ellos es un lindo personaje para hacer porque verdaderamente es un ser bastante particular para componer, porque no tiene ningún tipo de moral ni ética. Y cuando los personajes se alejan tanto de uno, siempre es lindo empezar a ver cómo es ese universo, jugar a eso y ponerte en la piel de eso, que a veces lo vemos tanto. Pero fundamentalmente los elijo por lo que es el personaje en sí mismo y lo que es el proyecto en su totalidad. Con Adrián trabajo hace muchos años y, aparte de quererlo mucho, me gusta trabajar con él, y a mí me gusta la comedia también, así que me parece que es una buena oportunidad para hacer comedia siempre. Un poco a veces la gran mayoría me tienden al malo, pero trato de hacer malos divertidos.
—¿Cómo viviste tu regreso al teatro con Holter?
—La verdad es que estoy muy feliz, porque te diría que es uno de los proyectos más importantes de mi vida, porque lo escribimos con Sebastián Meschengieser y Sol Levinton. Quiero también decirte que estamos dirigidos por Daniel Fernández, con Toto Vila y con Carolina Solari, que me acompañan, que hacen distintos personajes. Estoy muy feliz porque es un proyecto sanador, catártico, que te interpela, es un proyecto que habla de nuestros miedos, nuestros miedos a la finitud, nuestra relación con los adolescentes, estos adolescentes de hoy, con nuestra educación y nuestra cultura de ayer, la relación de ese matrimonio de tantos años, la relación con nuestros padres. Todo abordado con mucha profundidad, pero a la vez con mucho humor, porque creo que el humor es sanador. Y es catártica la obra, porque me parece que te hace pasar un poco por todos los estados, porque tiene música, tiene baile, entonces te permite poder revisar, es como un espejo permanente, pero con ese bálsamo que tiene el humor, de que las cosas entren como para que vos las puedas analizar y a su vez disfrutar, más allá de que la idea nuestra siempre es que entres al teatro de una manera y te vayas de otra.
Entonces estoy muy feliz, muy emocionado con lo que está pasando, nos fue muy bien en el interior también, seguimos haciendo Buenos Aires y gira, que es algo que siempre quise hacer y, bueno, me animé. Yo en mi vida siempre me fui manejando con esta idea de ir cumpliendo sueños, ojalá uno pueda cumplir los sueños que tiene, es lo único que yo le deseo a todo el mundo. Pero con esto que te decía antes, con laburo, con seriedad, respetando a la persona que viene a pagar una entrada y con el deseo de dejar algo.
El otro día hablábamos con un director muy importante que vino a ver la obra y después nos fuimos a comer algo y hablábamos de eso, de la felicidad que te da cuando vos dejás algo arriba del escenario y la gente que viene se queda en un punto pensando y reflexionando, y emocionada o sensibilizada, y está bueno si logramos eso. El teatro te tiene que generar un poco eso, más allá de, por supuesto, entretenerte y hacerte pasar un buen momento, me parece que tiene que llevarte a un lugar de esta naturaleza.
—Hay algo clave que ahí decías, que si uno entra al teatro de una manera, después sale y aunque sea se lleva alguna pregunta, ya está la misión cumplida...
—Sí, sí, porque sí, porque el teatro tiene que ver con esto, el teatro es entrar en ese universo que te modifica, en ese universo que te enfrenta, en ese universo que te hace pensar, reflexionar, que es ese rato que te fuiste Y entraste en un mundo que decís: “Guau”. Cuando salís, decís: “Qué bueno que vine a esta cosa”, de irte a comer y poder hablar de lo que te pasó.
Ingresar al mundo de Los protectores
—¿Cómo fue componer a Cartens, un personaje muy particular y oscuro, y, además, interactuar con Gustavo, Andrés y Adrián, que ya tenían su propia dinámica?
—Para mí siempre la idea de componer un personaje tiene que ver con esta cosa de establecer los puentes, lo que tengo de ese personaje, qué no tengo, qué tengo que ir a potenciar, qué tengo y puedo potenciar y qué no tengo y tengo que ir a buscar. Este es un personaje que claramente no tiene nada que ver conmigo, sino solamente el deseo de cumplir sus sueños. Ahora, la diferencia entre él y yo es que yo trato de cumplir los sueños de una manera lógica y por el camino que corresponde y él va por donde tiene que ir con tal de conseguirlo, y esto es en el marco de la ley o fuera de la ley, y ya entrando en situaciones ya mucho más graves que la ley, que tiene que ver con que si tiene que matar, mata. Entonces es un personaje muy oscuro, pero que también hay que entender que está en el marco de una comedia.
Hay que entender que hay algo que, si vos vas a fondo también, tenés que ver cómo lo vas a ver, porque si no, quedás como fuera de contexto. Entonces me parece que es interesante la dureza de Cartens y hacerlo de verdad, por supuesto, para que, justamente, produzca más humor el contrapunto de ellos.
Laburar con ellos es, bueno, yo a Gustavo y Adrián los conozco mucho y son grandes actores, por supuesto, y Adrián es un gran comediante, y Parra, la verdad que no solamente como persona que es un sol, sino que como actor es un actor fantástico, un actor capaz de componer lo que ha compuesto con el patrón del mal y de haberte dado pánico en ese programa a venir acá y ser un comediante que es exquisito. Es difícil hacer las escenas, porque lo ves y no hay manera de no tentarte.
—Uno ve la serie y se imagina que el detrás de escena y el rodaje de cada episodio debe haber sido muy divertido...
—Muy gracioso, muy gracioso, porque él tiene una forma, tiene un decir, tiene una libertad... En un libro me acuerdo que hablaba de la definición de talento, y el talento tiene que ver con la mayor o menor libertad que cada uno tenga para poder expresarse en lo que hace. Y él tiene una libertad para ser que vos decís: “Qué maravilla, ¿no?”. Entonces, es también un aprendizaje, trabajar con actores que te enseñan, que los ves y decís: “Está buenísimo”. Y bueno, la verdad es que es un proyecto que me ha divertido mucho, me gustó muchísimo hacerlo. Y lo sigo disfrutando, después lo vi, me divertí mucho viéndolo y me parece que siempre que te sigan llegando proyectos a tus manos con actores como ellos y en un contexto como Disney, además es interesante hacer.