El sueño americano cuya historia llego al cine
La cinta titulada La fiebre de los peluches Beanie narra la historia del imperio creado por Ty Warner.
El talentoso intérprete vive el 2023 plagado de éxitos y reparte su tiempo entre el cine, el teatro y las series.
12/12/2023 - 00:00hs
Este jueves es el estreno de Dos Manzanas, película de Eduardo Raspo en la que Martín Slipak encarna a Charles Darwin en un encuentro con Juan Manuel de Rosas (Diego Cremonesi) que determinará el futuro de ambos. Hablamos con Slipak sobre esta propuesta, pero también sobre su paso por El Encargado 2, Familia de Diván, Ringo y ART.
―Tuviste un gran 2023 y ahora se estrena Dos Manzanas…
―Y estoy a punto de empezar nuevamente ART, una gira por la costa y Gran Buenos Aires. Así que un año lleno de cosas y cosas diversas, distintas, que está bueno. Y justo se juntaron estrenos, ahora en diciembre, El Encargado 2, Familia de Diván, otra serie que se llama Apps. Muchas cosas a la vez.
―Bueno, y como que ese es un poco el trabajo del actor, y a veces se juntan un montón de cosas…
―Sí, pero se filmaron los años anteriores. Además, el hecho de la pandemia había juntado muchos proyectos que no se hicieron y cuando terminó la pandemia se filmó mucho y el año pasado un poco más tranquilo. En principio, uno se critica y después empieza a disfrutar, hay como dos etapas. Me parece, este, la primera reacción cuando uno se ve es la de la crítica más cruda y extrema. Por lo menos eso me pasa a mí. No soy una persona que disfrute verse por primera vez. A veces vuelvo a ver las cosas y otras no las veo, muchas series que hice no vi, pero bueno. Cuando algo me interesa en particular, por ejemplo, ahora El Encargado 2 lo vi dos veces, porque además es una serie que me gusta. Y me pasa con Dos manzanas, la película, donde hago de Darwin y que me gustó por la primera vez que la vi. La disfruté. Le dije al director: mirá, probablemente hoy no disfrute la película, la voy a ver, me voy a criticar, y demás. Y una vez que me sentí tranquilo con mi laburo, donde me encontré poco gestual, donde me vi genuino, donde los textos que decía se sostenían y se entendían y demás, ahí pude empezar a disfrutar de la película y entonces fue un disfrute muy grande. Salí y le dije a Raspo: vamos a defender esta película porque es una película muy particular. Es distinta a lo que uno suele encontrar en cine, y tengo muchas ganas que la gente pueda verlo porque es una película, por otro lado, muy autóctona. Es muy de las entrañas de nuestra historia.
―Pero uno escucha determinadas cosas y es muy actual…
―Sí, te das cuenta que hay algo, una división de antaño. Y una puja de intereses que también sé que se viene arrastrando hace siglos eso. Eso es impresionante de la película, eso asombra y también da un poco de escozor, porque realmente te das cuenta que hay cosas que no se resolvieron y no se resuelven y pareciera que van a ser casi eternas e inherentes a nuestra sociedad. Por otro lado, a mí, hay algo que me asombra de la película y es la profundidad de los diálogos, los filosóficos de los diálogos, lo antropológico de los diálogos. Que son todos diálogos, que pese a su complejidad, son perfectamente digeribles y entran en el imaginario del espectador y hacen a la historia también. Son diálogos que ayudan a que se construya la historia de esta película. Me resulta también tan interesante para la película que es muy extraña, no sé, pero extraña en el buen sentido y también me asombra mucho el trabajo de mis compañeros. La verdad es que me fascina lo que hicieron mis compañeros, todos cada uno de ellos, me gustan sus trabajos. Me gusta la profundidad, me gusta a fragilidad de los personajes, hay una emotividad que carga en estos personajes que más allá de la forma y de la solemnidad de lo que dicen, hay algo roto todo el tiempo, hay un temor. Me parece una película compleja, pero muy entretenida también, que era uno de los grandes temores que teníamos al hacerla. Una película de tanto diálogo que pueda resultar pesada y demás y la verdad es que yo la disfruté mucho cuando la vi, no me resultó pesada para nada, me resultó entretenida.
―¿Qué trabajo hiciste para encarnar a Darwin?
―Nosotros interpretamos, actuamos, no imitamos. Entonces, un poco es, bueno, una teoría sobre algunas cosas que puede haber tenido Darwin. Yo hice de Darwin, yo interpreto una posibilidad o una teoría sobre un Darwin que nos toca jugar en este momento. Es como yo siempre comparo eso, la ficción con los juegos de cuando uno era chico, viste, para mí es muy similar. La historia es una convención y de hecho nos lo preguntamos tanto.
―Criticaban que hablen en castellano cuando en realidad tendrían que hablar en su idioma…
―Yo vengo de hacer ART donde es un tipo que compra por 200.000 francos un cuadro blanco, con lo cual uno dice bueno, si lo compra por 200.000 francos están en Francia. Por eso creo que es todo el tiempo así con el audiovisual. Tal vez nos lo preguntamos más y cuando aparece un personaje tan emblemático y tan histórico como Darwin uno dice bueno, ¿por qué no habla inglés? Pero es una historia que contamos acá en Argentina y la contamos nosotros y me parece que también es interesante que se arriesgó el director. Es interesante que se haya arriesgado con el tema del idioma.
El recuerdo de María Onetto, dirigir y la importancia de los vínculos
María Onetto fue compañera de Martín Slipak en Ringo, la serie de Star+ sobre el ídolo del box, sobre ella le consultamos para recordarla.
―María iba a compartir de las entrevistas con ustedes de Ringo, ¿cómo vivieron ustedes ese día de la noticia sobre su fallecimiento?
―El día de Ringo creo que va a quedar en la historia de todos los que participamos, especialmente de los que habíamos trabajado con ella y la estábamos esperando ese mismo día. Realmente no lo podía creer, fue algo, una trompada, parafraseando al tema de la serie, fue una trompada para todos. Pero me parece que la mejor manera de homenajearla era que pueda salir un trabajo de ella en donde estaba extraordinaria y recordarla más allá de su persona y su complejidad, como persona en sus trabajos. Porque era una actriz muy querida y muy respetada y deja hermosas escenas para volver a ver y para recordar.
―Además de trabajar de esto, sos una persona que consume mucho cine…
―Sí, pero el año fue un año también muy particular por un tema de salud de mi papá, nos llevó a toda la familia a estar muy cerca de él y muy pendientes de ese tema, muy dedicados también a él. Que es un papá que siempre se dedicó a nosotros y fue muy pilar de la familia y estuvo para nosotros. Este año nos tocó a nosotros estar con él y bueno, fue un año muy especial también por eso. Porque hubo mucho cambio de roles y porque nos tocó de cerca un poco la fragilidad de los cuerpos y lo extremo de la vida. Un año también, donde el teatro me acompañó mucho y los amigos y los compañeros de las obras me sostuvieron mucho. Rafa Ferro, Marina Bellati, fueron muy importantes para mí y muchos otros amigos. Fue un año que estuvo muy teñido por ese tema también.
―¿Tenés ganas de dirigir un largometraje?
―Tengo ganas de dirigir, pero tengo que juntar dinero porque siempre produzco yo y tengo muchas ganas de dirigir un tercer corto. Estoy escribiendo otras cosas, otros formatos. Intentándolo, al menos, jugando un poco con la posibilidad de la novela. Soy muy de escribir, dejar materiales, retomar y demás, pero estoy bastante concentrado con algo que estoy escribiendo, lo cual dejó un poco más de lado la parte de la dirección. Por otro lado, existen muchas posibilidades de que este año dirija una obra mía, que sería mi segundo proyecto como director de teatro. Generalmente, me gusta dirigir cosas que escribí yo en teatro y es muy probable que vaya a dirigir una obra que escribí a Chile, así que estamos ahí armando el proyecto mío este y después de Chile seguro la dirijo acá.