Las Paquitas se reunieron una vez más
Participarán de un documental sobre su historia.
“Espero que la película movilice en algún sentido a los espectadores, que los lleve a lugares de reflexión”, dice Guerrero.
03/08/2024 - 00:03hs
Ya se encuentra en los cines de todo el país la nueva película de Rodrigo Guerrero, Salvajes, protagonizada por Beatriz Spelzini y Luis Gnecco. Para conocer más detalles de la impactante propuesta que indaga en los límites que se viven en situaciones extremas, hablamos con el director.
—¿Cómo fue para vos, como realizador, salir de una película como Siete perros y entrar en Salvajes?
—Sin dudas fue un gran desafío profesional. Salvajes tiene elementos de género, acción y violencia que nunca había experimentado como realizador. Explorar y poner a prueba nuevas dinámicas formales, narrativas y técnicas fue un viaje apasionante la verdad. Por suerte el equipo que me acompañó, sobre todo DF, asistente de dirección, directora de arte y director de sonido me ayudaron mucho a diseñar las escenas que me resultaban más complejas. Veíamos referencias y probábamos cosas en la locación que por suerte tuvimos disponible a tiempo completo dos o tres semanas antes del rodaje.
—¿Qué disparó la película?
—El germen inicial de la película fue una situación de robo que vivimos con mi familia hace ya varios años. Una noche entraron a robar a la casa de mis viejos y uno de los pibes, el que tenía que cuidar que mi madre y yo no hiciéramos nada, fue muy amable con ella, le preguntaba si estaba bien, si necesitaba algo, incluso le ofrecía agua y le dio algo para apoyar la cabeza en el piso. Esos gestos de tanta cordialidad en una situación tan violenta para nosotros me quedaron dando vueltas en la cabeza mucho tiempo. De esa situación surgió algo del guion que después desarrollé. Obviamente después la historia se profundizó por otro lado, pero hay algo de estas situaciones de violencia social en las que estamos inmersos (todos los sectores sociales) que sin dudas son el eje temático de la película.
—¿Cómo supiste hasta dónde llevar el relato, sabiendo que es una película que iba a incomodar al espectador?
—La definición del relato es un proceso arduo que se va dando a lo largo de todo el proceso, empezando con el guion, transitando el rodaje y tomando decisiones en la sala de edición. Creo que en el proceso de montaje nos decidimos por volver la película un poco más críptica con relación a las informaciones/motivaciones de los personajes y eso quizás vuelve la película más incómoda. Porque a veces como espectador tenés que completar ciertos aspectos de los personajes o ciertas circunstancias posibles y muchas personas no siempre se ubican bien en estas propuestas. Además, siempre entendimos la película como un búmeran, donde quienes inicialmente son víctimas en el devenir del relato se transforman en victimarios, y es lógico que ese tránsito incomode un poco. Es parte de la propuesta y nos hacemos cargo.
—¿Estás con algún nuevo proyecto?
—La verdad es que el panorama a futuro se vuelve muy incierto. La actual gestión del Incaa nos está aniquilando. Es muy difícil en este momento proyectar nuevos rodajes a corto plazo. En lo personal tenía un proyecto para rodar este año, una película que iba a codirigir con Paula Lussi (protagonista de Venezia, guionista de Siete perros), pero el Incaa nos denegó un pedido de prórroga y pretenden darnos la caducidad de la declaración de interés del proyecto. Lo estamos peleando porque teníamos otorgado un anticipo de subsidio por el mismo Incaa que ahora se quiere desentender del proyecto. Veremos cómo termina todo. Ojalá podamos rodar la película.