The Cranberries: el adiós a una voz única

Dolores O’Riordan, la cantante irlandesa cuya voz cautivó a millones de jóvenes durante la década del 90, murió ayer de manera “súbita” a los 46 años en Londres, donde se encontraba grabando junto con su banda. Según las fuentes oficiales, su cuerpo fue hallado en un hotel de la capital británica. 

O’Riordan, quien sufría de trastorno bipolar, fue arrestada en dos oportunidades por agredir a policías y a una azafata en pleno vuelo. En 2017 debió cancelar su gira europea por problemas de salud. Sin embargo, en diciembre la intérprete había publicado en Twitter que se sentía bien y estaba disfrutando nuevamente de la música. Su vida estuvo marcada por los excesos, que transmitía a través de una voz única, dulce y furiosa, como su personalidad. 

Lideró The Cranberries desde 1990 hasta 2004, cuando la banda entró en un impasse creativo durante el cual ella editó dos discos solistas. En 2009 la agrupación volvió a reunirse para tocar en vivo y publicó su último disco a comienzos del año pasado, aunque su época de gloria fueron y serán los años 90. En 1994 alcanzaron la cima con Zombie, un clásico de su disco No need to argue, que vendió 17 millones de copias en todo el mundo. Por aquel entonces ya lucía el cabello muy corto y el look indie alternativo que adoptó sobre los escenarios. 

De familia católica, así contaba O’Riordan su historia, y su cambio: “De adolescente no me sentía atractiva, era la chica rara, sobreprotegida, con un vestido rosa de flores y lazos en la cabeza, que tocaba el órgano en la iglesia. Mi madre no me dejaba usar maquillaje y me compraba la ropa, así que para mi primera sesión de fotos con The Cranberries me trajeron un nuevo look y un par de botas Doctor Martens. Me quedaban grandes, pero aún así me las puse. De repente parecía una chica indie”. Finalmente, su voz y su imagen terminaron marcando a fuego una década.