Marina Glezer: “Dirigir se parece mucho más a la maternidad”
La ópera prima de la actriz, rodada en Uruguay, es un potente relato que profundiza sobre vínculos y resistencia política.
entrevistaHoy se estrena en las salas el film La culpa de nada, dirigido por Victoria Hladilo y basado en la obra de teatro del mismo nombre.
04/07/2024 - 00:00hs
La ópera prima de Victoria Hladilo, La culpa de nada, que adapta su propia obra teatral, se propone como un fresco generacional en el que las miserias de un grupo de amigos se expone en un cumpleaños. Hablamos con Hladilo para conocer más detalles de la película.
—¿Cómo fue adaptar la obra y llevarla al cine?
—Para mí tuvo dificultades porque yo hice la obra primero y todo el proceso de escritura es muy dramático, más todo el tiempo que está en cartel la obra, era como difícil desapegarme de la teatralidad. Que aunque la película tiene algunos signos teatrales, por supuesto, yo quería bueno, trasladarlo al lenguaje cinematográfico que claramente es otro. Y para eso me ayudó Marco Berger en la pandemia, que teníamos tiempo. Después empezamos con todo el proceso de trasladarla al lenguaje, en el momento de filmar y reproducirlo, donde también había que ver quiénes de los actores y actrices de la obra de teatro podían estar. La mayoría están y eso está buenísimo porque hay como un entendimiento de las escenas y de los personajes que hizo mucho más ágil del proceso de rodaje.
—¿Y qué fue lo más difícil de la adaptación?
—Para mí la gran dificultad de la traslación del teatro al cine es que el teatro se especializa en recortar y en construir un montón de extracción a todo lo que sucede y no está. Lo cuentan los personajes que están, entonces yo trabajo mucho en mis obras de teatro con el que no está, pero está influyendo sobre lo que pasa en la acción y juega todo el tiempo, pone nerviosos a los personajes o los pone en crisis. En cambio, el cine tiene la posibilidad de mostrar todo y esa era la pregunta, qué cuento, qué no, se muestra el viaje, qué muestro de este viaje, o no contar nada y que todo sea una sorpresa o podemos trabajar con el suspenso, decir bueno el espectador ya sabe las dos cosas y va a ver cómo eso explota en algún momento.