entrevista

Marina Glezer: “Dirigir se parece mucho más a la maternidad”

La ópera prima de la actriz, rodada en Uruguay, es un potente relato que profundiza sobre vínculos y resistencia política.

La ruptura, protagonizada por Alfonso Tort, Catalina Silva Bachino, Adriana Ferrer, Sergio Gorfain y Felix Santamaría, es la ópera prima de la talentosa Marina Glezer, quien soñó mucho con el proyecto. Con ella hablamos sobre el estreno.

—¿Qué significa para vos poder mostrar finalmente la película?

—Viste que cuando te dicen: tené cuidado con lo que deseas porque se te puede cumplir, bueno, hay que un poco tener cuidado con lo que deseás porque te puede salir. Y el enorme proceso que significa poder de debutar como directora, tener la oportunidad de poder hacerlo, soy muy consciente de la oportunidad en este contexto adverso, porque también cuanta mayor adversidad, más coraje, más pecho hay que tener, como algo del persistir, de la intrepidez. Porque esta película es osada, yo sabía un poco en el momento en el que el Incaa la clasifica, que era una posibilidad realmente de hacer un largometraje y después vino una pandemia. Entonces, esos 24 meses pandémicos, en el que a todos nos cambió la vida, un antes y un después de la cuarentena eterna, me animé. Y fue gracias a conquistar el país de enfrente, a unos productores, que son NadadorCine, tan persistentes, tan obstinados y tan amantes del cine con me pasaba a mí, de un séptimo arte que viene batallando un poco por los nuevos formatos, la pude hacer. Ahora Intensamente 2 ya metió cuatro millones de personas y ya te dan ganas de ir a verla, porque hay algo también de lo colectivo, el cine es una experiencia, pero es lo único que podemos ir a ver. Digo, la semana pasada hubo dos estrenos y después no hay un fomento, no hay una protección a ningún tipo de cine, ni el más industrial, de las grandes fortunas y el propio cine identitario, el chiquito, el que es de manufactura artesanal, como es esta película, profundamente artesanal, en el sentido de que fue puntada tras puntada. Un proyecto que a veces se te desata un nudo y tenés que volver a atar el nudo, pero hay que bancarse los procesos porque a veces hay algo de los resultados, está el sistema y la voracidad mediática o el pertenecer, el éxito, el llegar, algo de la inmediatez, que no tiene que ver con un proceso artístico de financiamiento independiente, que es un largometraje laboratorio. Escribir una película no es nada fácil, estuve trabajando también consistente y concienzudamente con Walter Jakob y Agustín Mendilaharzu.

—¿Fue difícil el paso de la actriz a la directora?

—Como actriz hacés lo tuyo y tenés una citación, vas a la citación, terminó tu día de rodaje, te vas a tu casa, pero al dirigir es distinto. Lo dejé todo realmente, un compromiso emocional con otro tipo de herramientas a disposición del engranaje, que es una peli. Pero te vas a tu casa y después de la película no termina nunca, entonces es algo de ese salto que se parece mucho más a la maternidad, por ejemplo.

—Debe haber sido un vértigo encontrarse con pares desde otro lugar…

—No hubiera podido nunca hacerlo sin la confianza, es un factor muy importante porque imaginate que alguien va a confiar y a construir con un montón de personas desconocidas que inician. Era mi primera vez, una confianza, no ciega, pero una confianza a construir, y eso es transformador en cualquier experiencia que uno hace desde el punto de partida. Es como en el ejercicio de teatro también, la entrega de todo mis ahorros en este proyecto, y a veces uno analiza lo macro, y nunca está escindido lo macro de lo micro. O sea, por más de que vos quieras definir cosas en lo particular, siempre está inscrito en un lugar, es un poco de adaptación y un poco de deseo, pienso, lo que motoriza que eso funcione y adaptación de poder ceder también frente a otros. Pero, además, si vos querés transformar y cambiar a lo que ya está estandarizado, que está estipulado, como los lugares que a veces están ocupados por hombres, por ejemplo, entonces ganarse el lugar desde siendo mujer también implica algunas concesiones en términos de producción.

—¿Cómo se vive el estreno en un contexto adverso para la cultura?

—Estoy profundamente agradecida. La oportunidad de poder formarme, de poder haber atravesado esto, de las experiencias. Que el hacer, la experiencia, te lleva a poder profundizar y generar más trayectoria y poder trabajar más. Pero fundamentalmente en este contexto es como cuando se seca la tierra y en la baldosa crece un brotecito verde, existe algo de la vida que aunque hay un hormiguero que quedó al resguardo, entonces todo vuelve a crecer solo. Hay algo que igual, la vida te empeña, persistente, oxidada. La vida es cíclica en volver a iniciar un periodo de un ciclo, como que siento que esto era más que un embrión, y estaba ya por romper bolsa y nacer. Tenía que nacer. Sé que las cifras son terribles, la gente va menos al cine que el año pasado, la gente ya no consume industria de entretenimiento por fuera de las plataformas y sus dispositivos y tampoco hay promoción y protección de nuestra propia identidad cultural, tan linda, tan fuerte, tan hermosamente nuestra. Y que solo estás confinado a poder festejar Copas Américas y Mundiales, y no tenés posibilidades de otra cosa y además con todo lo que uno rema esto, porque lo rema.

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