entrevista
Marcos Carnevale: “Todos somos diferentes, defectuosos y estamos un poquito rotos”
El popular realizador vuelve al cine con una entrañable historia de diferencias y encuentros en una Buenos Aires luminosa con pinceladas de Van Gogh.
Ya está en los cines, y desde el viernes en Netflix, Goyo, la nueva película de Marcos Carnevale, protagonizada por Nico Furtado y Nancy Dupláa, que cuenta la historia de un amor imposible entre un joven con Asperger y una mujer. Hablamos con Carnevale para conocer más de la película.
—¿Cómo fue el origen de Goyo?
—Hoy te diría que es una secuela de Anita, mi intención era poner una persona que aparentemente tenía una condición que no le permitía ver la realidad, como la vemos todos, entonces, Anita no entendía por qué había explotado una bomba en la AMIA y su mamá había muerto ahí. Y en el devenir de la película yo te mostraba que vos tampoco lo entendés, y yo te pregunto por qué pusieron una bomba en la AMIA y me vas a dar razones políticas, económicas, las que quieras, pero aun así es inentendible que un ser humano mate a otro ser humano, por la razón que fuera. En Goyo, sin ir al extremo de una tragedia como la de la AMIA, estoy contando cómo vivimos señalando al otro como diferente, cuando todos somos diferentes, defectuosos y estamos un poquito rotos. Y creemos pertenecer al resguardo de una generalidad en la que todos nos cortamos, pero igual nos ponemos las zapatillas blancas, el chupín y mientras nos parezcamos entre todos, es un lugar seguro, y señalamos. Te estoy haciendo ver que todos somos un poquito Goyo, como todos somos un poquito Anita, todos somos un poquito el enano que hizo Guillermo Francella y que no vale el juicio. Goyo tiene Asperger, que es lo que más me interesó, y me encantaría poder tenerlo, pero no tengo el sistema operativo para llevarlo a cabo, y es que está carente de juicio, es literal, es objetivo, te observa y te dice la verdad, siempre, no sabe mentir, no entiende la mentira, no entiende la broma, no entiende la metáfora, la suspicacia, no entiende el sarcasmo. Entonces es más limpio, más económico y creo que estamos en un mundo hoy de mucho ruido, de muchas palabras, de mucha opinión, de muchos juicios, de mucha polarización de las cosas y creo que tenemos que apelar más al silencio, no juzgar, tolerar, aceptar y entender que somos todos imperfectos y que está bien que así sea.
—¿Cuándo supiste que Nico y Nancy tenían que ser los protagonistas y qué trabajo hiciste con ellos?, porque estamos muy acostumbrados a ellos a verlos muy hacia afuera, explosivos y acá están contenidos, en otro tono, completamente diferente...
—Fue un trabajo de un pedido que yo les hice puntualmente a los dos. Cuando les mostré el guion, primero quise ver a ver qué devolución tenían, a ver qué entendían ellos de ese guion y los dos entendieron la partitura, que se trataba de dos personajes contenidos, discretos, en su mundo y que era una película que había que tocar una nota baja. Incluso yo me cuidé, porque a mí me sale la italianada, me cuidé en la dirección de los actores con una precisión de escena por escena, de ver si iba música, no iba música, si el plano era cerrado o abierto, si la luz era muy dramática o no. Es una película muy precisa, o por lo menos tiene esa intención, y lo entendieron perfectamente. No lo conocía personalmente a Nico, conocía su trabajo y sabía que era un actor de composición y de riesgo, que da saltos grandes y cuando leyó el guion entendió perfecto algo yo que yo tenía en mi cabeza, eso fue increíble y después bueno, tuvimos mucho asesoramiento de gente que especializada en el Asperger y tenemos una terapeuta que tiene la condición que nos daba los tips precisos, pero fue fácil trabajar, tanto con Nancy como con Nico. Y Nancy, bueno, es una actriz que maneja la verdad como nadie y que puede tener un alto rango, por eso me permitió tenerla acá de un modo más contenido, como la observaste.
—Yo hablé hace poco con ella y me dijo que cuando le hiciste el ofrecimiento te dijo, ¿pero por qué yo?, no entiendo. Como que también ella está acostumbrada a recibir otro tipo de roles y le sorprendió ser parte de Goyo…
—A mí me gusta Nancy, es una actriz que no es artificiosa y tampoco desde lo físico. Yo estaba buscando una Eva muy verdadera, que yo te digo, es una chica que vive en Parque Patricios, que la vida la atravesó y que tiene un desencanto hacia la vida. Nancy es una actriz que me daba esa normalidad, esa naturalidad, no quería una actriz que se pusiera a componer, no me gusta el actor que actúa el efecto. Goyo también era un riesgo muy grande, y Nico lo que tiene es la particularidad de entrar en el mundo de la verdad, está ahí y es tomado por el personaje. Vos no lo ves que está midiendo el tono, el gesto o la forma donde pone la mano, cómo camina, porque ahí es donde empezás a actuar y él no entra y conecta con Goyo, ahí estaba. Y te diría que estaba así las 11 horas que filmamos, yo decía corte y se sentaba ahí, el que estaba sentado era Goyo y es increíble, tiene una capacidad muchísimo más grande todavía para mostrarnos.
—En tu última película, Granizo, Buenos Aires se destruía, y acá hay un Buenos Aires distinto, el universo del subte, museos, ¿cómo es eso de reflejar la ciudad de otro lugar que no es el lado turístico característico?
—Es reflejar las distintas condiciones de la misma ciudad. Es como si yo eligiera contar distintos aspectos de tu vida, que tiene muchos, desde distintos puntos de vista. Es una ciudad multifacética que la podés destruir o podés ir a ver la belleza a un museo.
—O te podés parar una esquina y enamorarte una mujer porque le pega la lluvia en la cara…
—Viste, eso es fascinante, matices de los que quieras, solo hay que estar atento.
—Como Goyo, mirando justamente ahí la lluvia y esa mujer con el paraguas, que se le vuela…
—Sí, atento con tu sistema, hay que ver, que tus ojos quieren ver. ¿Viste Giovanni Papini?, el escritor italiano, salía a caminar, escribía todos los domingos en un diario una historia y un día no tenía historia y se dio cuenta de que si salía a caminar por su ciudad y miraba cualquier ser humano, detrás de cualquier ser humano había una historia distinta, un género distinto, una tragedia distinta, una historia de amor distinta, una soledad distinta, salís acá y no me alcanza la vida para filmar películas.