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Especialistas del Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medioambiente apuntan a poner el foco en el controlde especies vegetales foráneas.
22/03/2021 - 00:00hs
En lo que va del año, los incendios forestales destruyeron cerca de 30.000 hectáreas de bosques nativos y se extendieron hacia diferentes zonas de interfaz urbana-forestal, afectando más de 350 viviendas y dejando decenas de heridos.
A raíz de la frecuencia y la intensidad con la que se producen estos eventos, especialistas del Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medioambiente (Inibioma) destacaron la importancia de prevenir el potencial daño del fuego tomando como base tres puntos centrales: el control de especies foráneas, la planificación urbana y la educación ambiental.
Si bien los pinos ya son parte del paisaje andino patagónico, cabe destacar que se trata de plantaciones introducidas. Estas especies leñosas llegaron al país en el siglo XIX y, desde entonces, han demostrado una gran capacidad para adaptarse al fuego, reduciendo el terreno disponible para las especies nativas.
De acuerdo a Jorgelina Franzese, investigadora del Inibioma, el principal problema con estas plantaciones es que “constituyen un combustible mucho más inflamable que las especies que dominan el bosque”.
Según Franzese, una vez en contacto con el fuego, esta gran cantidad de follaje disponible propaga las llamas con una extensión devastadora, a la que la vegetación nativa no puede reponerse fácilmente. Es así que, con cada incendio, los pinos le van quitando espacio al bosque nativo y su biodiversidad, extendiéndose por toda la superficie y generando más combustible.
“Hay que apuntar a la conciencia colectiva y a monitorear las condiciones previas del terreno”, concluyó la especialista.