Fotografía terapéutica: decir con imágenes lo que no se pone en palabras

Daniela Java, fotoperiodista, le conto a diario Hoy sobre la fotografía terapéutica.

En 2013, la fotoperiodista y psicóloga (UBA) Daniela Java Balanovsky comenzó a trabajar en el país con una forma terapéutica de la que poco se sabía: la fotografía terapéutica. Mucho antes, la curiosidad, pero también la comunión de sus pasiones, la habían llevado a explorar el universo de las imágenes y su poder narrativo y sanador. Así, Balanovsky se convirtió en una pionera en introducir esta práctica en el país En diálogo con Hoy, dio detalles de ese recorrido.

—¿Cómo nació tu interés en la fotografía terapéutica?
—Soy psicóloga, docente y fotógrafa, tres actividades que me apasionan profundamente. Esto en primer lugar; pero, además, de la experiencia por mi paso por el Hospital Alvear de emergencias psiquiátricas me di cuenta que ya trabajábamos con imágenes; todos los profesionales de la salud lo hacemos. Hay numerosos test visuales, incluso el mismísimo Sigmund Freud trabajó en torno a las imágenes de los sueños. Es decir, se trabaja con imágenes hace mucho, no es nuevo. Lo nuevo en este caso es que tomé contacto con autores canadienses, británicos, israelíes, italianos y españoles, entre otros; y me di cuenta de que había una sistematización del conocimiento. Hay estudios y evidencia científica, probada, en torno al tema. Me interesé por esa bibliografía y decidí empezar a implementarlo en la Argentina.

—¿Qué es la fotografía terapéutica?
—La fotografía terapéutica tiene por objetivo promover las actitudes o habilidades comunicacionales y expresivas en las personas, utilizando imágenes. Pero también trabajamos con imágenes mentales o las imágenes de los sueños. En suma, todo tipo de imágenes que puedan servir para disparar una narración o relato, es decir, poner en palabras aquello que nos sucede internamente, como las emociones, pensamientos y sentimientos.

—¿Hay algún límite de edad para practicar esta actividad?
—No hay límites: hay quienes trabajan con niños pequeños y también con personas muy ancianas.

—¿Qué obtienen los pacientes al final del tratamiento?
—Depende de cada persona. Por ejemplo, si se acerca un estudiante que está inhibido, que no puede aprobar materias, que siente angustia y ansiedad; a través de las imágenes puede lograr destrabar esa inhibición y avanzar en sus objetivos académicos. Pero también puede acercarse una persona con síndrome de down que puede tener otros objetivos relacionados con mejorar su estado de ánimo, incrementar su léxico, hacerse entender con su entorno. Recuerdo un caso de una chica con síndrome de down que no había logrado aprender a leer ni a escribir y, a través de la fotografía terapéutica, empezó a identificar letras mayúsculas y palabras cortas. Cada persona tiene sus alcances y logros de acuerdo a sus intereses, sus capacidades y deseos.

—¿Cómo es el trabajo con las fotografías?
—El trabajo es diverso. En mi caso, con mis pacientes, ellos traen sus fotos tomadas con el celular o fotos del álbum familiar, también me mandan imágenes por WhatsApp; y después conversamos sobre ellas en la sesión. Pero también yo propongo fotografías, revistas, libros u otros objetos. Por ejemplo, con una persona impedida visualmente se puede trabajar a través de un aroma o una textura.

—¿Creés que es una forma terapéutica que se está consolidando?
—Sí, es una tendencia creciente que sin dudas se afirma cada día más. Actualmente, la tecnología está al alcance de muchas personas, lamentablemente no de todas. Es cierto que muchas veces las políticas públicas pueden equiparar oportunidades, sobre todo para gente que vive en situación de vulnerabilidad, y proveer algún tipo de dispositivo que les permita utilizar el audio y la imagen para expresar sus emociones.

Noticias Relacionadas