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19/09/2016 - 02:07hs
La superficie helada del norte alcanzó su punto anual de máximo retroceso en los últimos días. Esta cifra representa el segundo récord negativo desde el año 2007. Alerta de ecologistas por las inusuales temperaturas altas
El Ártico es el área terrestre alrededor del Polo Norte de nuestro planeta. Incluye partes de Rusia, Estados Unidos (Alaska), Canadá, Noruega y Finlandia, así como el océano que lleva su nombre. Su vasta cubierta de hielo ayuda a regular la temperatura del planeta, influye en la circulación de la atmósfera y tiene impacto en las comunidades y los ecosistemas de todo el planeta.
Datos recientes de la NASA y de la Universidad de Colorado en Boulder, Estados Unidos, indicaron que en la actualidad la superficie cubierta por hielo es de 4,14 millones de kilómetros cuadrados empatando de este modo con el año 2007, que fue el mínimo anual desde que existen los registros por satélite.
Por cuestiones lógicas, el hielo del Ártico se reduce cada año durante la primavera y el verano hasta que alcanza su punto mínimo. El hielo vuelve a aumentar durante los meses de otoño e invierno, cuando el sol está por debajo del horizonte.
Este verano, en cambio, la masa fundida del hielo marino sorprendió a los científicos, cambiando el ritmo varias veces. La temporada de deshielo comenzó con un grado mínimo histórico anual en marzo y una rápida pérdida de hielo en mayo. En junio y julio las bajas presiones atmosféricas y el cielo nublado ralentizaron la masa fundida pero, después de dos grandes tormentas que pasaron a través de la cuenca del Ártico en agosto, el derretimiento del hielo se aceleró hasta principios de septiembre.
El dato despertó enorme preocupación en la comunidad científica. Según expresaron, estos cambios se manifestarán “de manera geográficamente desigual”, por lo que los veranos podrán ser secos y calientes en algunas zonas y, sin embargo, tener un efecto contrario en otras, donde los veranos serían más húmedos.
Según un informe elaborado por la Universidad de Exeter, Reino Unido, “es extremadamente urgente tomar medidas para proteger el Ártico y combatir el cambio climático”
El hielo del Ártico desempeña un papel fundamental en el mantenimiento de la temperatura de todo el planeta. Su superficie blanca refleja la luz solar que de otra manera sería absorbida por el océano. Este efecto es más relevante en verano (cuando el sol luce sobre el polo) que en invierno (cuando durante meses no amanece en el Círculo Polar Ártico).
“El calor atmosférico probablemente contribuyó a esta medida máxima más baja, con temperaturas de hasta 6 grados centígrados por encima de la media en los bordes de la bolsa de hielo marino, donde es más delgado”, expresó Walt Meier, científico del hielo marino en el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA.
Las malas noticias en cuanto al Polo Norte comenzaron ya a inicios de año. En abril se supo que una vasta región de Groenlandia está experimentando un deshielo de enormes proporciones a pesar de estar, en aquel momento, a principios de la primavera.
Este proceso forma parte del “efecto invernadero”, fenómeno producido por la emisión de gases de carbono a la atmósfera que van destruyendo, lenta pero inexorablemente, la capa de ozono que filtra los rayos ultravioleta del sol. Además se genera un espesamiento progresivo de la atmósfera, lo que provoca un aumento de la temperatura del planeta año a año. Este 2016 ya se perfila como el más caluroso desde el siglo XIX, sumado esto a que el 2015 fue el año más caliente de los que se tengan registro.