Diario Hoy dialogó con Cora Steinberg, especialista en Educación de Unicef, quien reflexionó sobre la vuelta a la presencialidad y los principales desafíos del ciclo lectivo 2021
Durante esta semana, más de la mitad de las provincias retomaron la presencialidad educativa bajo estrictos protocolos. En territorio bonaerense, el número de alumnos de nivel inicial y primaria que regresaron a las escuelas superó los 4 millones.
A casi un año del cierre de los establecimientos educativos, Argentina se presenta como fuente de inspiración para muchos países de América Latina y el Caribe, donde el marco educativo sigue siendo complejo.
De acuerdo a un estudio de Unicef, la región alberga al 60% de los estudiantes del mundo que perdieron el año escolar. En este sentido, la especialista en Educación de la entidad internacional, Cora Steinberg, aseguró que “Argentina está un paso adelante respecto al resto de América Latina”.
Consultada por diario Hoy, Steinberg, explicó: “El país fue muy inspirador a partir del proceso que se generó el año pasado, con la elaboración de los protocolos a mitad del 2020. Hacia fin de año pudimos contar con evidencia muy robusta que muestra que la incidencia de la transmisión del virus con las escuelas abiertas es muy baja, es decir, que en todos los contextos en los que se cuidaron las medidas sanitarias, la escuela no era un espacio de contagio específico”.
Un día después de haber terminado la primera semana de presencialidad, la especialista tiene “sentimientos encontrados” frente a la alegría de los millones de chicos, chicas y adolescentes que volvieron a concurrir a los colegios del país. “Sabemos de la expectativa que todos tienen de volver a encontrarse con sus compañeros, con los docentes. También genera emoción ver a los docentes regresar a las aulas”, destacó.
Más allá de los casos de Covid-19 que se registraron en algunos colegios y el malestar de algunas personas en relación a los protocolos, Steinberg se mostró conforme. “Va a haber un montón de dificultades, millones, pero son los problemas que queremos tener. Estar mirando cómo fortalecer el sistema educativo, dónde hay que acompañar, dónde hay que trabajar y cómo hacerlo con los chicos en las escuelas”, sostuvo. Luego agregó: “Hay mucho nervio y va a haber un montón de situaciones. Imaginemos que la provincia de Buenos Aires tiene miles de escuelas, por lo tanto, es para resaltar el poco número de casos de coronavirus detectados”.
Si bien el regreso a la presencialidad se demoró un poco más de lo deseado, diversos organismos gubernamentales e independientes generaron protocolos sanitarios y emprendieron una organización curricular e institucional óptima para promover la reapertura de las escuelas en la mayoría de las provincias y avanzar hacia modalidades mixtas. “Hay instancias presenciales, a veces es la mitad de la semana, otras es una semana completa. Todo con el fin de que haya una menor densidad de estudiantes en los colegios que asegure el distanciamiento y las distintas medidas de higiene, para sostener a lo largo del año este modelo educativo, que si bien no es el mismo que teníamos en 2019, augura una situación mucho mejor de lo que fue la educación en el contexto de emergencia del año pasado”, aseguró Steinberg.
De marzo de 2020 a febrero de 2021, las escuelas de América Latina y el Caribe se mantuvieron cerradas por 158 días, una cifra superior a la de cualquier otra región del mundo.
“Es una situación inédita por la escala, por la intensidad y por la duración de una crisis social, económica y sanitaria que afectó masivamente a todas las personas de la sociedad”, concluyó la especialista.
Expectativas y desafíos para el 2021
Entre los principales logros educativos del 2020, se destaca el elevado porcentaje de estudiantes que recibió actividades escolares pese a la complejidad del contexto. De acuerdo a Unicef, el 76% de los adultos referentes de los hogares destacó que, tanto las instituciones educativas como los docentes, estuvieron a la altura del desafío.
Sin embargo, la educación a distancia también derivó en la visibilización y profundización de las diversas problemáticas y desigualdades que ya existían antes de la llegada del coronavirus.
“Cada uno de estos grupos de chicos y chicas se vio impactado de manera diferente. No solo en relación a los aprendizajes y rutinas, sino también, en muchos casos, respecto de sus emociones, de su vinculación y de su posibilidades de integrarse al grupo”, sostuvo Steinberg.
“Más de 1 millón de estudiantes no pudieron disponer de recursos tecnológicos y tuvieron una escolarización de baja intensidad. Son estos chicos y chicas los que hay que volver a conectar. Hay que generar estrategias específicas para volver a lograr ese puente en la escuela y reponer los aprendizajes que no recibieron el año pasado. Creo que ese es el mayor desafío de este año”, concluyó.