Las bacterias tienen una solución para la contaminación del mar
Un tipo de bacteria podría descomponer un gran porcentaje de los microplásticos
CienciaEl descubrimiento de Yi Yang y Xiaodong Song provocó una oleada de incredulidad, especulaciones, pánico y crítica científica. Sus autores se limitan a decir que el fenómeno podría causar pequeños cambios en la intensidad del campo magnético y en la duración de los días
26/01/2023 - 00:00hs
Este lunes, buena parte de los medios del planeta y las redes sociales se hicieron eco del descubrimiento de Yi Yang y Xiaodong Song: el núcleo terrestre, de acuerdo a estos dos investigadores de la Universidad de Pekín, no solo se habría detenido en el año 2009 sino que incluso podría estar invirtiendo la dirección de su rotación. La noticia circuló como un reguero de pólvora y provocó, en partes iguales, una oleada de incredulidad, especulaciones, pánico y crítica científica. La gran pregunta quedó flotando en el aire: ¿cuáles serían las consecuencias a escala planetaria de este fenómeno?
Los medios más amarillistas llegaron a anunciar que se producirían profundos cambios en el clima y que el fenómeno también afectará al nivel del mar. Pero lo cierto es que nada de eso se menciona en el estudio, publicado en la prestigiosa revista Nature Geoscience. Los autores, en efecto, se limitan a decir que el fenómeno podría causar, como máximo, pequeños cambios en la intensidad del campo magnético y en la duración de los días, que variaría en apenas una décima de milésima de segundo por año. Es decir, que no habrá ninguna consecuencia que podamos percibir directamente ni que afecte a nuestra vida diaria.
Uno de los puntos más interesantes del estudio, además, es que la velocidad de rotación del núcleo sólido parece 'oscilar' con respecto a la del resto de la Tierra, acelerando o frenando en ciclos de unos setenta años. Es decir, que lo observado por Yang y Song es algo que probablemente se viene repitiendo una y otra vez, cada siete décadas, desde hace incontables millones de años sin que ni siquiera nos hayamos dado cuenta de ello.
“El núcleo interno rota igual que la superficie de la Tierra y a la misma velocidad”, corrigió Augusto Rapalini, investigador superior del Conicet, director del Departamento de Geología de la Facultad de Ciencias Exactas (UBA), en diálogo con un medio capitalino. “Hay una mala interpretación del estudio original de Nature que hicieron los investigadores chinos de la Universidad de Pekín. Aquí hay un concepto erróneo desde el punto de vista desde donde se observa el cambio de velocidad terrestre. Es como el efecto del auto en la ruta. Uno pasa un auto porque va más rápido. Pero eso no significa que el auto que uno pasó se detuvo o que comenzó a ir para la dirección opuesta. Es como clavar un banderín en el núcleo interno y observarlo desde la superficie. Si ésta va en una velocidad más rápida, no significa que el banderín va para atrás. Puede ocurrir que la velocidad del núcleo interno sea más lenta que la que la observamos en la superficie”.