Patricia, su marido y sus hijas ayudan en un comedor de Villa Castells que abastece a 150 familias. Desde hace 25 años colaboran para brindarles ropa y comida a quienes más lo necesitan.
Los Grisolia Testa llevan en sus venas la solidaridad, el amor, el cariño por lo que hacen. Sobre todo, el dar sin pedir nada a cambio. Porque los mensajes de agradecimientos y los padrinazgos son suficientes; la confianza en ellos genera vínculos difíciles de romper.
Se trata de una familia platense de la zona norte, que hace ya varios años decidió poner en práctica lo que querían hacer y el legado llegó. En contacto con este diario, Patricia contó su historia.
—¿Cómo está compuesta la familia?
—Tengo dos hijas mayores y estoy casada. Y tengo un montón de mascotas, demasiadas. También tenemos una criatura de 4 años que va y viene porque somos familia de abrigo. Eso es indeterminado nunca sabés cuándo llegan y cuándo se van. Esta gordita hace tres meses que la tenemos, pero puede haber abrigo de una semana. No hay un tiempo determinado, nunca lo sabes a eso.
—¿Cuánto hace que empezaron a ser familia de abrigo?
—Comenzamos antes de la pandemia. Teníamos todos los trámites hechos: nos faltaba solo una entrevista que se pospuso casi un año por la pandemia. Así que recién arrancamos hace un año y medio o dos años. Son chicos que retiran de las casas por problemas judiciales, por casos bastante especiales; está bueno que estén con familias.
—¿Cómo comenzó esto de ayudar?
—Son cosas que se van dando. Con mi marido nos vamos vinculando a organizaciones que de una manera u otra ayudan o hacen algo por los demás. Es como que se te va haciendo un hábito. Y algo que es real y siempre lo recalco es que mi familia es fantástica; si no la tuviera, que se enganchen para hacer lo mismo no lo podríamos hacer. Hay semanas que la casa es un lío, está todo patas para arriba, corremos como locos. Y decís qué pasó esta semana y bueno, pasó que se incendió una casa y hubo que salir a buscar ropa; cayeron chicos en abrigo y hubo que armar la casa para una criatura; o una mujer se tuvo que ir por violencia y se acompaña a hacer trámites y denuncias. Desde que hacemos esto hace 25 años que no hemos cortado y siempre juntos.
Para colaborar con el comedor Pan de Vida hay que comunicarse con el teléfono (0221)156239947 o con el perfil de Instagram Pandevidavc. El comedor está en 11 y 490, en Villa Castells.