Estrenan obra de teatro sobre la memoria y los DD. HH.
La obra se encuentra basada en las cartas que Celina Lacay escribió desde la cárcel de Devoto a lo largo de la última dictadura cívico-militar.
Según la revista Nature, se desarrolló un embrioide que cambia de forma muy similar a como lo hace el embrión humano tras ser implantado en el útero.
28/06/2023 - 00:00hs
Un estudio de la revista científica Nature indicó que la investigación sobre embrioides, estructuras sintéticas similares a los embriones, avanza para comprender mejor las causas de las enfermedades desencadenadas por defectos en el desarrollo embrionario.
Luego del primer embrión humano sintético obtenido a partir de células madre, la investigación sobre embrioides permitió que, por primera vez en un laboratorio, las células inmaduras fueran guiadas a organizarse para imitar al embrión humano a medida que se desarrolla en el útero.
El primer paso en esta línea de investigación lo dio la bióloga Magdalena Zernicka-Goetz, que trabaja entre la Universidad británica de Cambridge y el Instituto Tecnológico de California (Estados Unidos), y obtuvo el primer embrión de ratón en 2022 junto con el primer embrioide humano.
Ahora, el grupo estadounidense de la Universidad de Yale liderado por la bióloga de origen turco Berna Sozen desarrolló un embrioide que cambia de forma muy similar a como lo hace el embrión humano tras ser implantado en el útero, según describió la revista Nature.
El grupo de Sozen sumergió en un cultivo líquido células madre pluripotentes, es decir, células capaces de convertirse en muchos tipos de células adultas. En este entorno, las células inmaduras comenzaron a organizarse espontáneamente en estructuras tridimensionales, dando lugar tanto a embrioides como a estructuras externas al embrión.
Entre estos embrioides no hay placenta, una elección intencional de los investigadores con el objetivo de evitar que se desarrollen hasta la etapa fetal. De esta forma, las células continuaron agregándose y organizándose hasta alcanzar una configuración similar a la de un embrión humano, en una fase de desarrollo que equivale al período comprendido entre los 9 y los 14 días posteriores a la fecundación.
Al desarrollarse en el laboratorio, junto con los embriones, también algunas de las estructuras externas permiten que su crecimiento en el útero resulte un hecho novedoso, ya que nunca antes había sido posible observar la forma en que estos diferentes tejidos interactúan y dialogan, o qué problemas de comunicación podrían tener.
La técnica, además, ofrece nuevas oportunidades para estudiar las fases hasta ahora desconocidas del desarrollo embrionario junto con la posibilidad de imitar en el laboratorio lo que ocurre en el embrión que se ha implantado en el útero.