Es una sala que forma parte del orgullo de los platenses. Más allá de los vaivenes políticos y sus fluctuantes administraciones, la avala una tradición muy rica.
El 19 de noviembre de 1886 se produjo una de las grandes inauguraciones platenses de la época, el teatro Politeama Olimpo, hoy conocido como el Coliseo Podestá. La primera obra que subió a escena fue una de las 39 óperas del compositor italiano Gioachino Puccini, El Barbero de Sevilla.
11 años después, el teatro fue adquirido por José Podestá en subasta pública. “Pepe” Podestá nació en Montevideo, el 6 de octubre de 1858. Tocaba en la banda municipal, pero más que la música lo atraían los circos europeos que llegan de gira al Uruguay. Cuando tenía quince años, armó un circo en una cantera que había en el barrio, montando un espectáculo rudimentario con algunos amigos que se animaban a algunas piruetas arriesgadas. Se hizo trapecista en una compañía ecuestre, y allí mismo creó el personaje que le daría celebridad: Pepino el 88 -un payaso cubierto por una sábana con cuatro lunares que parodiaba al compadrito-, quien fue el primer tony con características criollas, una síntesis de ingenuidad, unida al humor argentino, ya que junto a los tradicionales “gags” caídas y bofetadas, cantaba desde el picadero sus propias canciones con críticas para una época ardiente del pasado nacional.
A pesar de contar con luz eléctrica, el teatro se reforzó con 24 brazos de lámparas a kerosene. El telón de boca, pintado por el artista español Bouchet, representaba La Plata surgiendo de la nada, y a la izquierda y derecha los atributos del comercio, las artes y las letras. José Bouchet había nacido en Pontevedra, en 1848. Llegó de pequeño a Buenos Aires, y se nacionalizó argentino en 1875. Inició sus estudios artísticos con el maestro Juan Manuel Blanes, lo que explica su producción de composiciones históricas, ya que ese maestro se especializó en temas históricos, siendo ampliamente reconocida su obra en este aspecto. Gracias a una beca que le fue otorgada por el gobierno argentino, estudió en Florencia con el artista Antonio Ciseri. Viajó a Francia, España, Cuba, México, Puerto Rico, Estados Unidos y Chile. De vuelta en Argentina, fue miembro de la Sociedad de los Artistas y del Centro Gallego de Buenos Aires. Tenía 39 años cuando fue contactado por Pepe Podestá para que se hiciera cargo del telón de su teatro.
El arquitecto constructor fue Carlos Zaehndorf; se construyó con todo material local, salvo las maderas y algunas decoraciones importadas de Italia. Para probar su solidez se colocó en los palcos altos y balcones ladrillos por un total de cien arrobas por palco y a 35 hombres se les ordenó que saltaran sobre ellos, soportando un peso cinco veces mayor que el común. Entre los actos celebratorios de la Municipalidad, se dispuso el disparo de mil bombas desde la salida del sol; además se quemaron fuegos artificiales.
En el primer piso de la construcción, junto a la casa del Director y su familia, se instaló un hotel para alojar a las compañías procedentes del exterior o de Buenos Aires con su correspondiente restaurante, el cual comunicaba al vestíbulo del teatro por una arcada. El Politreama Olimpo había sido administrado por V. Jordan hasta que fue adquirido por la familia Podestá y su compañía circense. Según los historiadores, el edificio sufrió varias reestructuraciones para funcionar como teatro-circo.
En 1981, tras diez años de abandono, la municipalidad de La Plata recuperó este extraordinario bien de su patrimonio cultural. De este modo se crea la Comisión de Preservación del Patrimonio Municipal que tomó la responsabilidad de la puesta en valor del edificio. Por su escenario han pasado algunos de los mayores artistas nacionales e internacionales, y el teatro ha tenido autoridades de la talla de Pipe Herscovich, uno de los hombres que con más ahínco e idoneidad intentó anudar en escena calidad y popularidad.
Hoy en día funciona como uno de los teatros más concurridos de nuestra ciudad, y cuenta con un museo -físico y virtual-, en el que se realizan visitas guiadas, que permiten ahondar en la historia de este edificio que es uno de los símbolos más altos de la cultura de nuestra ciudad.