Memorias de una intelectual
Se acaba de publicar póstumamente un libro en el que Beatriz Sarlo reconstruye autobiográficamente su recorrido intelectual.
culturaSe acaba de publicar póstumamente un libro en el que Beatriz Sarlo reconstruye autobiográficamente su recorrido intelectual.
12/02/2025 - 00:00hs
"No entender”, es el título del libro. Logra el efecto que se propuso la autora: sorprender al lector. Se presume que el intelectual es aquella persona dotada del instrumental necesario para comprender la realidad con más claridad y, Beatriz Sarlo puede ser controvertida en su pensamiento pero no en su condición de intelectual. Dice la pensadora fallecida el 17 de diciembre del año pasado: “No entender es el capítulo inicial de un viaje. Aceptar que no entiendo implica aceptar también que hay allí algo, en el texto o en el objeto, que rehúye mis destrezas”. No entender es algo que en lugar de frustrar debiera ser considerado como algo propicio, porque “abre un paisaje nuevo, porque obliga a mirar en otras direcciones”. Y eso es precisamente lo que nos posibilitó siempre Beatriz Sarlo, mirar hacia todas direcciones, aunque discrepáramos de la dirección tomada por ella.
Asegura que nada de su vida política ha pasado a este libro, sin embargo, pasa revista a sus sucesivas adhesiones políticas: “ Fui simpatizante del peronismo a fines de los años sesenta. Fui marxista leninista prochina en esa misma década. Soy una socialdemócrata hoy sin partido. Entre los años sesenta y setenta hice política activamente. De los años ochenta en adelante, me convencí de que no existía un partido donde me sintiera en aguas familiares. En primer lugar, porque no había dirigentes que me interpelaran. El último fue Chacho Alvarez”. A ese listado habría que agregar su condición de acérrima opositora en los años del kirchnerismo, y su discrepancia con Milei respecto al papel que el Mercado debe cumplir como ordenador de las sociedades.
En los últimos treinta años, Beatriz Sarlo se convirtió en un personaje público. La invitada a los programas televisivos para opinar sobre la actualidad política, fue desplazando a la crítica literaria, aunque nunca dejó de escribir sobre nuestra historia cultural, y fue profesora visitante en varias universidades de los Estados Unidos y de Gran Bretaña. Según sus palabras: “Algunas intervenciones en los medios de comunicación durante la década del noventa me dieron una especie de renombre de segunda mano que contribuyó a ocultar la obsesión política que seguía dominándome y sobre la que seguí escribiendo hasta hoy”.
Uno de los tramos más ricos del libro es el dedicado al peronismo. Su padre era un gorila químicamente puro, dominado por una cultura alambrada por los prejuicios liberales, que a mediados de la década del cincuenta decidió que la familia no iría más a comer al centro de la ciudad, porque se había llenado de cabecitas negras, y llevaba a su hija de la mano para arrancar de las paredes los carteles peronistas. Pero ocurrió algo que provocó un escándalo familia. En 1952 murió Eva, y al año siguiente, el Ministerio de Educación organizó, en todas las escuelas, una competencia nacional de escritos sobre ella. Beatriz Sarlo tenía por entonces 11 años y ganó una mención en el concurso: “ El premio fue un ejemplar del libro La razón de mi vida, encuadernado en cuerina roja. Es la decimotercera edición. Lleva en la portada el escudo peronista y, en la página que lo enfrenta, la foto canónica, muy retocada, de Eva con su collar de rubíes y una gran rosa artificial en la solapa, cerca del hombro. En página par, aparece Perón con la banda presidencial”. El padre enloquece, pero la hija no solo se enorgullece del reconocimiento recibido sino que le pide a su madre que se peine como Evita. El año anterior, el padre le había prohibido ir al entierro de Eva, pero este premio nadie se lo arrancará de las manos. Beatriz Sarlo fue testigo –y beneficiaria-, cuando estuvo internada durante dos meses en un hospital peronista, del río incesante de regalos mandados por la Fundación Eva Perón. Y esas cosas, no se olvidan.
“No entender”, es un libro que permite asomarnos a una Beatriz Sarlo poco conocida y, en lo esencial, más verdadera que la que mostraba la pantalla de televisión.