Adriana Chiste y Rosana Reda las construyen desde hace una década con fines solidarios. “Quienes se contactan con nosotras piensan que somos jóvenes, pero tenemos 60 años”, cuentan.
Mi amiga es arquitecta y, cuando se me ocurrió la idea, le comenté que podíamos hacer cuchas para perros callejeros con cuatro palos y un techo. Ella se rió y me dijo que era algo más complejo que eso. Yo lo pensé muy simple y no lo es”. Este diálogo ocurrió diez años atrás entre Adriana Chiste y Rosana Reda; desde entonces, no sólo pasó una década, también pasaron alrededor de 1.000 cuchas.
El taller que montaron en la casa de Adriana está mucho más equipado que al principio. Una de las últimas adquisiciones fue la sierra circular de banco que pidió para su cumpleaños, la cual se incorporó a la caja de herramientas con martillos, pinzas, clavos y maderas.
“Cuando se contactan con nosotras, piensan que somos jóvenes, pero somos dos mujeres grandes, tenemos 60 años”, reveló a Hoy Adriana entre risas, y añadió: “La primera cucha la hice sola, con unas gráficas de un negocio. Esa cucha estuvo seis años en la esquina de diagonal 79 y 63. Yo pasaba siempre con el auto y veía al perro en la puerta de la casa de una señora, hasta que un día bajé y le pregunté si era de ella. Me dijo que tenía una casa muy chiquita, era gente humilde, y entonces le pregunté si quería que le hiciera una cucha”.
Al principio, sin metodología ni estructura, Adriana y Rosana empezaron a pedir donaciones de maderas y otros materiales, y durante mucho tiempo confeccionaron las cuchas con eso. Sin embargo, no todo lo que les donaban servía. Así llegó el momento en que decidieron comprar madera y chapas para estandarizar las construcciones.
“Actualmente, cuando nos piden una cucha les pasamos el menor precio que podemos por los materiales, y, si lo pueden pagar, bienvenido. Si no, la donamos nosotras”, contó Adriana, quien además confesó que llevaron la cuenta hasta que construyeron unas 500 cuchas, hace ya varios años, luego dejaron de contar. “Hoy pienso que es una pena que no tengamos registro”, se lamentó, pero cree que por estos días rondan las 1.000 cuchas.
“Tenemos muchísimos pedidos de marzo hasta agosto, un período en el que hace frío y la gente se da cuenta de que los animales sufren. Pero desde que empezó la cuarentena no nos podemos juntar más”, relató Adriana, y añadió: “Sufrimos mucho porque nos están pidiendo cuchas y no podemos hacerlas”.
A partir de la página de Facebook “Cuchas para callejeros”, Rosana y Adriana construyeron cuchas a pedido de gente de La Plata, Berisso y Ensenada. A los primeros modelos hechos con maderas y techo de vinilo, les siguieron los prototipos con techo de madera, y, finalmente, de chapa.
Otro aspecto que cambió fue la entrada. “Ahora la hacemos más chica; antes dejábamos abierto todo el frente, pero los perros pasaban frío y decidimos achicarla. Llegamos al tope del perfeccionamiento”, reveló Adriana, quien aseguró que “el amor por los perros estuvo siempre”.
Para concluir, indicó: “Me crié con muchos animales. Cualquier animal que se encontraba herido terminaba en mi casa: palomas, perros, hasta tuve un gallo que parecía un perro”.