Manuela es una influencer platense que comenzó a cambiar sus hábitos para proteger el medio ambiente. A través de Instagram, comparte recetas y consejos ecológicos.
Muchas veces las pequeñas acciones llevan a importantes cambios que no estaban previstos, eso es lo que ocurrió en la vida de Manuela O; una joven docente de La Plata que comenzó a modificar sus hábitos de vida y eso derivó a que se convirtiera en una “influencer ambiental”, aunque el término no la termina de convencer.
“Empecé a interesarme por la temática ambiental, estuve leyendo sobre las diferentes prácticas que no me cuestionaba y tenían un gran impacto ambiental. Comencé a cambiar los hábitos y compartía contenido en mis redes personales. Después se me ocurrió abrir la cuenta porque la gente me comentaba que modificaban algunas cosas por lo que habían visto en mi perfil”, dijo la ambientalista en diálogo con diario Hoy.
Así nació desde hace aproximadamente un año @verdeyconsciente, un perfil en la red social Instagram que ya cosecha más de 19.800 seguidores, donde Manuela comparte recetas veganas, consejos ecológicos, campañas de concientización ambiental y reflexiones sobre los problemas que golpean al planeta, en especial por el uso de plásticos.
Ahora, lleva adelante “Julio sin plástico”, una campaña internacional que busca concientizar sobre el grave problema de la producción, uso y descarte de los distintos tipos de plásticos.
“La idea no es que esto sea por un mes, sino que se busca evidenciar que estamos haciendo un mal uso del plástico. Se plantea que cada persona puede aportar para reducir. Reciclar parece ser la solución pero no alcanza con eso, sino rechazar el uso de los diferentes plásticos, que están en todos lados”, remarcó la joven.
En ese orden, también desde el perfil recomienda a otros de La Plata y la región que llevan adelante distintas iniciativas ecológicas o emprendimientos conscientes como los de venta de comida vegana.
¿Cómo podemos ayudar al planeta?
El problema es evidente. Por ejemplo, las botellas de plástico tienen un uso promedio de solo 20 minutos y tardan entre 150 y 500 años en desaparecer completamente. En muchos casos, esos residuos se convierten en miles de toneladas que flotan en los océanos.
“El primer paso es abrir los ojos y ver que estamos rodeados de plásticos que tal vez usemos 10 minutos, como la cuchara que nos dan en las heladerías, y eso después termina contaminando el aire, el agua. Podemos empezar con pequeñas cosas, como evitar el uso de esos cubiertos descartables y replantearnos las acciones que podemos hacer desde nuestro lugar en el mundo”, resaltó Manuela.