En este fenómeno astronómico poco frecuente también se vio una “Luna Azul” y una “de Sangre”. Hacía muchos años que no convergían todas estas cualidades. En Capital Federal pudo apreciárselo en pantalla gigante, frente al Colón
En todo el mundo, millones de personas apreciaron ayer el eclipse total de la llamada Superluna Azul. En lugares como Norteamérica, Asia, Oceanía y el este de Rusia pudo observárselo de forma directa. En otras zonas como Europa occidental, Sudamérica y África, la visibilidad fue reducida pero la experiencia pudo disfrutarse gracias a la transmisión de la NASA, a las 21.30 GMT (18.30 de la Argentina).
En la ciudad de Buenos Aires, el fenómeno pudo seguirse a través de una pantalla gigante ubicada en la intersección de las calles Cerrito y Viamonte. Hasta allí se acercaron empleados del Jardín Japonés a “apoyar” la transmisión. En ese grupo, dos chicas de 20 años pasearon con sus quimonos y posaron para las cámaras. Cabe destacar que Japón fue uno de los países donde mejor se vio el eclipse.
Este fenómeno pudo apreciarse mejor ya que hubo una Superluna. “Esto se da cuando la Luna está en su posición más cercana a la Tierra y está en su fase llena”, explicó el director de gestión del Planetario de la UNLP, Diego Bagú. “Esto suele darse cada uno o dos años. Lo poco frecuente es que se dé una Superluna con un eclipse lunar total, que fue lo que ocurrió por la mañana en la Argentina y a la noche en todo hemisferio oriental”, agregó el especialista. “Además, se dio que era la segunda luna llena del mes, por eso se la llamó Luna azul”, completó.
Asimismo, tal como explicó Bagú, ayer se produjo un tercer fenómeno, menos común que la Superluna y la “Luna Azul”: la Tierra, el Sol y la Luna se alinearon, dando lugar a un eclipse lunar total. A su vez, durante el transcurso del eclipse, la atmósfera de la Tierra filtró la luz azul y verde de los rayos solares, pero dejó en cambio pasar la roja lo que provocó una “Luna de Sangre”, producto del reflejo del brillo rojizo procedente de la atmósfera.
Esta conjunción de fenómenos astronómicos no se daba desde hacía 150 años. La última vez que tuvo lugar fue en 1866 y la próxima vez que ocurrirá será el 31 de enero de 2037.
Respecto de la influencia del eclipse sobre la Tierra y el carácter de las personas, Bagú aclaró: “La Luna influye en las mareas, al igual que el sol, pero hay que dejar de lado la idea de que pueda influir en
inundaciones o cuestiones esotéricas como pueden ser las cargas energéticas. Son creencias que tenían lugar siglos atrás, cuando no teníamos la herramienta tan increíble que es la ciencia. Hay un componente antropológico muy grande en poner en el cielo muchas expectativas que no podemos resolver en la Tierra”.
El calendario completo de los eclipses de 2018
15 de febrero: solar parcial
La Luna se interpondrá entre la Tierra y el Sol. Se verá en el hemisferio sur y presentará un recubrimiento de un 60% del diámetro del Sol. En el caso de la Argentina, se contemplará un 40% del recubrimiento solar.
13 de julio: solar parcial
No será muy atractivo en gran parte del mundo, ya que la sombra de la Luna atrapará a la Tierra en zonas de la Antártida y las costas de Australia. Desde la estación científica francesa Dumont d’Urville en la costa antártica, se verá un tercio del diámetro solar oculto.
27 de julio: lunar total
Será visible principalmente desde el hemisferio oriental, que involucra a parte de Europa, Asia, África y Oceanía. El eclipse total, con todas sus fases parciales, se desarrollará por alrededor de cuatro horas.
11 de agosto: solar parcial
Será el tercero y último de los eclipses solares parciales de 2018 y se lo observará en su máximo esplendor desde Siberia, donde se apreciará un 74% del sol cubierto. Escandinavia, Rusia y Asia oriental, disfrutarán del evento de igual forma.