Nutrición

Obesidad infantil: un problema gigante entre los chiquitos

El sobrepeso condiciona no solo el presente de los niños, sino también su futuro. Diario Hoy entrevistó a la licenciada en Nutrición, Gabriela Eiriz, para conocer cómo evitarlo y adquirir hábitos saludables.

Interés General

19/07/2020 - 00:00hs

La obesidad infantil es un flagelo que preocupa y que reporta un crecimiento sostenido en el tiempo. Según el último Informe de la Nutrición Mundial 2020, entre los niños menores de 5 años, 149 millones sufren retrasos en el crecimiento, 49,5 millones tienen bajo peso en relación a su estatura y 40,1 millones tienen sobrepeso. Al mismo tiempo, hay 677,6 millones de adultos obesos.

Diario Hoy entrevistó a la licenciada en Nutrición y especialista del Instituto Médico Platense, Gabriela Eiriz, para tener mayores precisiones sobre el tema y conocer cómo evitar el sobrepeso en los más pequeños de la familia.

―¿Cuáles son las causas de la obesidad infantil?
―La obesidad infantil tiene causas múltiples y podríamos escribir un libro sobre el tema. Sin embargo, por nombrar algunas, encontramos comidas poco saludables, atracones y falta de ejercicio. Además, existen otros factores, como los genéticos.

―¿Cuáles son los riesgos asociados o las patologías que pueden desarrollarse a causa de la obesidad infantil?
―La obesidad está asociada a muchos problemas de salud. Cualquier persona que sufra sobrepeso, independientemente de su edad, corre el riesgo de sufrir otras enfermedades como cáncer o diabetes. El 45% de diabetes diagnosticada en niños corresponde a la de tipo 2, y entre esos chicos, hay un 85% que tiene obesidad.
También se pueden producir afecciones cardíacas. Investigaciones recientes comprueban que las arterias de un niño obeso pueden llegar a encontrarse tan deterioradas como las de un adulto fumador de mediana edad. A su vez, puede haber hipertensión cardíaca, osteoartritis, apneas y problemas de autoestima, entre otras afecciones.

―¿Cómo se puede prevenir la obesidad en niños?
―Es muy importante que en estos días de cuarentena y en la vuelta a la normalidad no abandonen la actividad física. El deporte y la alimentación saludable son pilares fundamentales para el descenso de peso. Quizás una caminata no les interese, pero sí una búsqueda del tesoro. Otra sugerencia, tiene que ver con organizar un menú semanal consultando a un profesional, ya que va a poder guiarlos. Hay que explicar a los chicos por qué es importante que coman determinadas cosas y no otras. Siempre con paciencia, incentivándolos para que ellos puedan aprender a elegir las comidas saludables.

―¿Existe alguna técnica para ayudarlos?
―Siempre les sugiero la técnica del semáforo. Hay que enseñarles que los alimentos que ubicamos en el rojo deben evitar, como por ejemplo fritos, snacks, embutidos, manteca, azúcares, aderezos. El amarillo, se debe consumir de vez en cuando, por ejemplo en un cumpleaños, que habrá gaseosas, golosinas, hamburguesas y salchichas. El verde es lo que hay que comer con regularidad, frutas, verduras, lácteos descremados, carnes blancas y rojas sin grasa visible, cereales variados y aceites crudos, como condimento. Es importante incentivar y reconocer los pequeños logros y nunca utilizar los alimentos como premio o castigo.

―¿Qué papel juega la hidratación?
―El agua es esencial para la vida, es un nutriente que juega un papel primordial en el crecimiento y desarrollo de los niños. Entre los siete y los doce meses, la recomendación es tomar 800 mililitros por día; de uno a tres años, 1,3 mililitros y de 4 a 8 años 1,4 mililitros.

―¿Cuál es el impacto de las gaseosas y jugos en el sobrepeso?
―Los azúcares tienen un impacto muy nocivo sobre la salud. Hay estudios que demuestran que los niños que consumen bebidas dulces ingieren, en promedio, 300 calorías a través de dicha fuente, es decir, una quinta parte de la ingesta diaria total recomendada. Una buena opción para reemplazarlas es preparar una soda con un tercio de jugo de fruta natural.

―¿Qué importancia tiene el sueño en el peso?
―Hay investigaciones recientes que comprueban que la privación del sueño puede aumentar el apetito. Es importante establecer rutinas, sobre todo, en este contexto.

―¿Cómo deben manejarse los padres cuando los chicos no
quieren comer?
―Es importante comprender que nunca hay que obligarlos, bajo ningún concepto, ya que estaríamos dándoles a entender que es normal que otras personas decidan por ellos y, a su vez, estaríamos reprimiendo las señales de saciedad de sus propios organismos.

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