Desde cerveza hasta tarta de frutillas, hoy las heladerías de la ciudad ponen todo su ingenio para ampliar su carta de sabores. ¿Cómo reacciona el público ante estas nuevas propuestas?
Hasta hace apenas unos años, elegir gustos de helado era una tarea sencilla y que salía de memoria: chocolate, frutilla, limón, crema americana y dulce de leche solían ser los sabores predilectos para la mayoría. Además, para los adultos, sambayón y crema rusa eran una fija, y para los chicos nunca podía faltar la crema del cielo. Ese era todo el abanico de posibilidades. En La Plata hoy el sector vive una realidad muy distinta: las diferentes heladerías de la ciudad convierten en helado casi cualquier postre, fruta, golosina o bebida que se conozca, en un contexto en el que la gente está permeable a conocer nuevas experiencias gastronómicas.
A los tradicionales limón, frutilla, ananá y durazno, en materia de frutas, las heladerías ampliaron considerablemente su espectro de sabores. Ahora resulta cada vez más común encontrar gustos tales como pomelo rosado, kiwi y mandarina, entre tantos otros. Hasta existe el helado de jengibre.
Roberto, encargado de una tradicional heladería de La Plata que funciona desde el año 1952 en calle 7, habló de las novedades con este medio. “Nosotros nos caracterizamos por los clásicos y tenemos clientela de antaño, pero con el paso de los años hemos incorporado nuevos sabores como el maracuyá”, explicó este hombre que aseguró que en temporada puede vender hasta 1.200 kilos de helado por mes.
Aunque resulte extraño, así como los kioscos en verano guardan las golosinas en los refrigeradores para que las mismas no se derritan, las heladerías emularon estos sabores y convirtieron en gusto de helado los tradicionales bombones, postres a base de manteca, bocaditos borrachos y hasta el chocolate con sorpresa que despierta fascinación entre los niños. “Los clientes con los que trabajamos se caracterizan por venir a probar sabores nuevos. Les damos una cucharita para que conozcan el nuevo producto, y si les gustan lo piden”, explicó Julieta, encargada de una las heladerías más afamadas de la ciudad, ubicada en diagonal 74.
La alquimia y la inventiva de los heladeros platenses resultan infinitas. Como si fueran maestros reposteros o panaderos, también lograron llevar al helado sabores como el de la chocotorta, tiramisú, tarta de frutillas y hasta el pan dulce. Sí, aunque no se pueda creer, hay un gusto de helado que tiene frutas abrillantadas, secas y hasta agua de azahar.
Pero el tema no termina ahí, los maestros heladeros también consiguieron llevar a este postre sabores de bebidas, cócteles, aperitivos y hasta tragos: hay de naranja con Campari, de crema Baileys, helado de cerveza y de Gancia con limón.
También en las afueras
Para poder probar estos gustos nuevos no necesariamente hay que acercarse hasta el centro platense. De hecho, en pleno barrio Jardín, sobre calle 85, Roberto, un hombre que comenzó en el rubro a los 11 años pelando almendras y sacando el tallo de frutillas en la antigua Veneciana, hoy a sus 64 años es uno de los más creativos de la ciudad a la hora de inventar sabores. Además del pan dulce, a su larga lista se suman el yogurt de frutillas, tartas de frutillas, brownie con mousse de chantillí, cerveza y hasta Gancia con limón.
“El helado es cuestión de invención. No es hacer el chocolate y listo. Nunca me basé en recetas, todo lo aprendí mirando”, dijo Roberto, quien agregó que son los gustos tradicionales los que determinan la calidad de las heladerías. “El sabor del dulce de leche es lo que define qué tan bueno es el producto que uno ofrece. Como lo hacemos todos, y generalmente utilizamos la misma receta, es un buen parámetro para comparar”.
De esta manera, con tanta oferta nueva, los heladeros deberían permitir elegir más de tres gustos para el 1/4 de kilo, y más de dos en los cucuruchos. En ese aspecto todavía no se actualizaron.