En palabras de Sartre, ser escritor no es otra cosa que “ser otro distinto de mí, otro distinto de los otros, otro distinto de todo”.
En 1963 apareció Las palabras, un texto autobiográfico de Jean-Paul Sartre al que muchos consideran uno de los testimonios personales más relevantes de la época actual. Allí cuenta, entre otras cosas, el origen de su vocación como escritor y cómo descubrió que en la magia de las letras el donante se puede transformar en su propia donación, es decir, en objeto puro.
“El azar me había hecho hombre, la generosidad me haría libro”, comienza narrando el filósofo francés. Un día comprendió que podría poner su parloteo, su conciencia, con letras de bronce, sustituir los ruidos de su vida por inscripciones imborrables, su carne por un estilo, las muelles espirales del tiempo por la eternidad. En palabras de Sartre, ser escritor no es otra cosa que “ser otro distinto de mí, otro distinto de los otros, otro distinto de todo”.