Un viaje a los cuentos: se realizó con éxito el festival medieval en La Plata

Los fanáticos de la cultura medieval y miembros de colectividades celtas de La Plata y la región vivieron una tarde mágica en el jardín botánico del parque Saavedra, que se convirtió en un túnel al mundo de los libros y las películas.

Con majestuosos trajes, peinados y caracterizaciones, adultos mayores, jóvenes y niños se encontraron en una jornada llena de magia. Con elementos autóctonos, música, danzas, exposición literaria y charlas, todos pudieron disfrutar de un encuentro inspirado en el folclore celta.

Miguel Ángel Marchessi, caracterizado como un majestuoso mago, relató a diario Hoy que inició en este mundo a partir de la lectura de los libros de Tolkien, específicamente El señor de los anillos, que lo conectó con otros fanáticos, y comenzó a participar de ferias y encuentros.

“Me estaba sacando una foto y me sugirieron caracterizarme co­mo Gandalf, desde ahí me dejé la barba y comencé a interpretar a diversos personajes”, contó.

A partir de eso, Miguel comenzó a ganarse la vida gracias a sus personajes. “Hice de Dumbledore, de gnomo, pero con el que me siento más cómodo es con Gandalf, porque es un hombre sabio y es algo que yo busco para mi vida”, añadió.

Una de las organizadoras del evento, Devlin Belacqua, contó que el festival tuvo un fuerte impacto en la comunidad platense, en ­especial en chicos y chicas que se encontraron con ellos en la zona del parque.

“Vienen muchos chiquis de la zona y empiezan a preguntarse por todo lo que ven, por la literatura y los personajes”, planteó. En la misma línea, Devlin resaltó que “traer esta parte de la cultura a un espacio público es remarcable, tiene un impacto más que positivo”.

La convocatoria fue más que exitosa, ya que además la situación climática acompañó. “Los seres elementales también son de nuestro territorio, lo habitan, esta convocatoria tiene que ver con la magia que hay en donde residimos”, marcó.

“En principio genera sorpresa en quienes no saben, pero de inmediato les interesa, nos preguntan si lo hacemos cada fin de semana. Lo cierto es que lleva mucho trabajo, convoca un montón de saberes y procesos”, postuló. “No es algo solo estético, pero desde lo visual podemos compartir la cultura a gente que no estaba interesada en este mundo y de pronto se interesa en leer algún libro”, cerró.