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19/11/2017 - 04:00hs
A través de una visita guiada a este emblemático espacio verde, un nutrido grupo de personas se adentró en los mitos en torno a la fundación de la ciudad
Con ojos de turista, celulares en mano y hasta nostálgicas cámaras de fotos, medio centenar de platenses recorrieron la Plaza Moreno de un modo particular y con un objetivo: conocer las historias desconocidas y misterios que todavía existen en torno a la fundación de La Plata, que hoy cumple 135 años.
Convirtiéndose en testigos y protagonistas de la visita guiada llamada “Misterios de la fundación”, se dejaron conducir por un equipo de investigadores de la ciudad y licenciadas en Turismo, quienes develaron aspectos de la época fundacional y anécdotas de personalidades históricas como Dardo Rocha. Pero también, la ocasión sirvió para poner en cuestión relatos como aquellos que ubican el nacimiento de La Plata y la masonería en un mismo plano.
¿Sangre real en las diagonales?
Entre una veintena de relatos atrapantes, durante la visita guiada se destacó la increíble historia de Pedro Benoit, de quien se dice que podría haber sido nieto de Luis XVI y María Antonieta. Según el mito, el padre del ingeniero que firmó los planos de la ciudad de La Plata podría haber sido el heredero del trono francés.
“Se dice que cuando encarcelaron a Luis XVI y María Antonieta, el hijo mayor, considerado el heredero del trono, fue cambiado por otro niño. Según la leyenda, el verdadero hijo de la realeza fue criado en la ciudad de Calais. Después vino a la Argentina y terminó siendo un arquitecto muy famoso. En el año 2000, se realizó una comparación entre un cabello de María Antonieta y los restos del niño que había muerto en la cárcel y los ADN coincidieron. Pese a esto, los familiares de Benoit siguen manteniendo la teoría de que son descendientes de la realeza”, ilustró uno de los guías.
¿Ángel o demonio?
El recorrido sirvió también para derribar mitos vinculados a las figuras masónicas que aparecen en la Catedral y las estatuas de las cuatro estaciones. En este punto, el guía reclamó “desmitificar el hecho de que las estatuas sean imágenes malditas, sobre todo porque fueron puestas muchos años después de la fundación”.
Se hizo hincapié en la escultura que representa al invierno, una de las más criticadas: “La imagen de los cuernitos se consideraba una representación de buenos augurios y buena suerte al momento de su creación. Lejos de maldecir a la plaza, esa figura está protegiendo el fuego para que dure durante el invierno. Algo similar pasa con los jarrones con supuestas caras demoníacas, que en realidad son machos cabríos, muy comunes en Grecia y muy típicos de la época”.
Los cincuenta presentes, en tanto, asentían hasta el final y parecieron retirarse con un mito derribado. Así será, al menos, hasta el próximo año, cuando el nuevo aniversario devuelva interrogantes, incógnitas y dudas sobre una ciudad que nació cifrada por el misterio.