Pura sangre, amor y pasión por los caballos
En el Día Nacional del Caballo, diario Hoy dialogó con el histórico cuidador del Hipódromo de La Plata, en donde volverán las carreras en menos de quince días.
Inés y Verónica tienen edades e historias muy diferentes, pero existe un punto en común: llegaron a la Argentina huyendo de la crisis social, económica y política de su país natal.
20/09/2020 - 00:00hs
Cuando decidió armar las valijas y dejar su ciudad natal en Venezuela, Inés Mercedes Núñez no sospechaba que poco tiempo después iba a estar enfrentando una pandemia que amenaza al mundo en medio de la ciudad de La Plata. Lo mismo le pasó a María Verónica Linares Urbina, quien dejó Maracay en cuanto cumplió la mayoría de edad para buscar un futuro mejor en la Argentina.
Inés tiene 52 años y, luego de analizar la situación que atravesaba Venezuela por la crisis social política y económica, decidió partir junto a su hijo José, su sobrina y el hijo de la joven; todos llegaron buscando un poco de esperanza.
“Elegimos La Plata por la oportunidad de estudio para mi hijo. Aquí me gustó el trato de la gente y la arquitectura de algunos edificios, como la Catedral. Algo que me sorprendió fue la delincuencia y que aquí, para robar o atacar, van en grupo.
Respecto a la pandemia, he vivido estos meses siendo cuidadosa, previniendo y prestando mucha atención; por suerte no afectó en el trabajo”, dijo Inés en diálogo con diario Hoy.
Verónica, de solo 20 años, llegó sola a la Argentina dos años atrás y su familia quedó dividida, ya que sus abuelos quedaron en Venezuela, mientras que su mamá y su tío están radicados en Perú. La crisis del país caribeño los separó, pero no cortó los lazos.
“Elegí venir a La Plata por ser una ciudad universitaria, aquí tenía chances de estudiar y lo estoy haciendo. Lo que más me gustó fueron las cervezas artesanales, porque en Venezuela no tenemos; también que hay muchos parques y plazas, eso me recuerda un poco a mi ciudad. Me sorprendió un montón lo fanática que es la gente con el fútbol y que por la misma razón hay personas algo violentas”, expresó la joven a este medio.
Verónica asegura que hablar con su madre la ayuda a “aliviar el estrés” y, en medio de la pandemia del coronavirus, quedó a la espera de un trabajo que nunca se concretó. “Me afectó en el empleo, ya que justo tuve una entrevista y me contrataron, pero por esta situación el lugar no abrió y no pude comenzar a trabajar”, relató.
La salud, destacada
Las dos mujeres coinciden en que en la ciudad recibieron una buena atención de salud cuando la necesitaron y, al compararlo con la grave situación en que se encuentra el sistema sanitario en Venezuela, destacaron que allí la pandemia golpeó aun más fuerte.
“Me gustó mucho la atención de los médicos, aunque no he pisado el hospital en pandemia. En Venezuela se vive de manera muy mala, ya que no hay medicinas, el sistema de salud es mediocre, los médicos no tienen protección. Está todo mal”, señaló Inés.
“La pandemia en mi país es mucho más complicada por el hecho de que no hay medicinas, los servicios de salud son insuficientes, no hay insumos, no hay trabajadores y la gente ya casi ni se protege. Mi padre está más complicado porque es militar y lo mandaron a un puesto de centinela contra la Covid en un hospital”, concluyó Verónica.