Beirut: 600.000 niños afectados tras la explosión
Más de 200 personas murieron por el trágico incidente.
Las explosiones que se produjeron en el puerto de Beirut a principio de agosto aún siguen teniendo consecuencias. Según declaró ayer el director para Oriente Medio y el Norte de África del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), Ted Chaiban, al menos 600.000 niños pueden haberse visto afectados por la tragedia.
En una visita al Hospital Infantil de Karantina, que quedó totalmente destruido tras la detonación, Chaiban afirmó que se estima que “cerca de 600.000 niños podrían estar en estado de shock, vivir con miedo o tener flashback”.
El representante de la agencia estimó que 100.000 han sufrido de forma directa la detonación, ya sea por daños personales o por destrucción de los hogares. “Lo que sucedió el 4 de agosto no es algo que un ser humano debiera vivir y muchos menos un niño”, expresó Chaiban, quien además aseguró que los niños beirutíes están “traumatizados y conmocionados”.
En la misma línea, consideró que “se puede decir con seguridad que todos los niños que estaban en un radio de 20 kilómetros (del epicentro de la explosión) sufren algún tipo de conmoción o trauma”. La autoridad de Unicef inspeccionó el estado del hospital, donde parte de los muros se derrumbaron. “Es devastador, vemos que esta tragedia que no debería haber ocurrido, tiene un impacto directo en los niños”, remarcó.
Desde Unicef sostuvieron que son “casi 1.000” los niños y niñas que sufrieron heridas el trágico día. Según las autoridades, casi 300.000 personas se han quedado sin hogar, mientras que más de 6.000 están heridas.
Chaiban manifestó que la agencia humanitaria trabaja para poder obtener los recursos financieros para que los 600.000 niños damnificados “puedan volver a su vida normal”, así como asistir al colegio. La idea de la entidad es poder recaudar 46,3 millones de dólares para la respuesta sanitaria y psicológica a los más pequeños.
Asimismo, Chaiban se refirió al personal sanitario que pudo salvar miles de vidas, en especial a los nueve bebés prematuros que se encontraban en incubadoras en el momento de la explosión. “Es increíble cómo el personal sanitario, enfermeras, doctores, hicieron todo lo posible para salvar a los niños”, completó.
La capital libanesa se vio afectada el pasado martes 4 de agosto, cuando en la zona del puerto se desató un incendio que detonó casi 3.000 toneladas de nitrato de amonio almacenadas. Hubo al menos 220 muertos, miles de heridos y varios desaparecidos. La onda expansiva destruyó edificios completos y provocó daños en casas a varios kilómetros de la zona del estallido.