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Un proyecto que agrava las penas de mujeres violadas que aborten y otro relativo a las playas generan polémica en el gigante latinoamericano.
23/06/2024 - 00:00hs
Pese a las conquistas económicas y sociales del tercer gobierno de Lula da Silva, Brasil atraviesa momentos convulsos en el Parlamento, donde se debaten temas sensibles y con alto impacto en la sociedad, como el aborto en casos de violación y la “privatización” de las playas.
Sobre este último tema, el punto principal de la propuesta es cambiar las normas referentes a las playas, permitiendo el paso de algunas de las propiedades para estados, municipios y entes privados.
Uno de los máximos interesados en avanzar en el tema es el propio autor del texto, el senador Flavio Bolsonaro (hijo del expresidente Jair), quien hasta creó un sitio para defender la medida.
En su argumentación señaló que con este proyecto se dará “más seguridad jurídica” a los actuales ocupantes de estas zonas, aumentará los ingresos y cubrirá las necesidades de los municipios con grandes zonas costeras.
En la vereda opuesta, los ambientalistas señalaron que habrá riesgos para la diversidad ecológica con la transferencia de estas áreas, al tiempo que el gobierno federal también afirma que la demarcación y administración de la tierra son esenciales para garantizar una gestión adecuada de los beneficios de la misma.
El otro punto de discusión tiene que ver con el aborto en casos de violación. La propuesta en discusión prevé la modificación del Código Penal para aumentar la pena impuesta a quienes abortan cuando hay viabilidad fetal, presuntamente después de las 22 semanas de gestación; la idea es equiparar la pena a la del homicidio simple.
La polémica está en que, como resultado de estos cambios, la sentencia para una mujer violada que aborta sería mayor que la del violador. Ante esto, el partido de Lula (el PT) actuó para garantizar que la votación sobre la solicitud que daba carácter de urgencia al proyecto de ley se produjera de forma simbólica y no nominal, previendo que la oposición lo podría usar en su contra en las próximas elecciones.
Sin embargo, las críticas a la propuesta, centrada en las niñas violadas, unificaron a la izquierda en las redes sociales, provocaron manifestaciones en las calles y obligaron al gobernador a recalcular su rumbo y cambiar de posición.
El propio presidente Lula se metió en el debate y sentó su postura a través de las redes sociales: “Yo, Luiz Inácio, estoy en contra del aborto. Pero, como el aborto es una realidad, debemos tratarlo como una cuestión de salud pública”, dijo.
“Creo que es una locura querer castigar a una mujer víctima de violación con una pena mayor que a un criminal que comete una violación. Estoy seguro de que lo que ya existe en la ley garantiza que actuemos civilizadamente en estos casos, tratando al violador con rigor y respeto a las víctimas”, aseveró.