Uno de los temas que separa políticamente a ambos países es la situación del opositor ruso Alexey Navalny, encarcelado en Rusia tras recuperarse en Alemania de un presunto envenenamiento que el Kremlin siempre negó.
La canciller alemana Angela Merkel abogó este viernes por mantener el
diálogo con Rusia a pesar de sus "diferencias profundas", en un
encuentro con el presidente Vladimir Putin que marca su última visita a
Moscú y el inicio de su despedida a nivel internacional antes de dejar
el poder tras las elecciones de septiembre.
Uno de los temas que separa políticamente a ambos países es la situación
del opositor ruso Alexey Navalny, encarcelado en Rusia tras recuperarse
en Alemania de un presunto envenenamiento que el Kremlin siempre negó.
"Una vez más, le pedí al presidente ruso la liberación de Navalny",
afirmó Merkel durante una rueda de prensa conjunta con Putin en Moscú,
al cumplirse exactamente un año del presunto ataque contra el activista
anticorrupción.
El presidente ruso se defendió al afirmar que el opositor no está
detenido "por sus actividades políticas", sino por "una infracción
criminal con socios extranjeros".
"Pido que las decisiones judiciales de la Federación Rusa sean tratadas
con respeto", agregó el mandatario, para quien "la lucha contra la
corrupción no debería usarse para lograr fines políticos".
El opositor, en una prisión ubicada a 100 kilómetros al este de Moscú,
aprovechó la visita de Merkel para lanzar un mensaje en redes sociales
destinado a sus aliados nacionales e internacionales:
"Tengo una segunda
oportunidad de vivir y de tomar todas las decisiones que estimo justas y
honestas".
Otro tema en la agenda bilateral fue Afganistán, tras la toma de
poder de los talibanes que pone fin a veinte años de ocupación
extranjera liderada por fuerzas militares de Estados Unidos y de la
OTAN.
En ese marco, Putin pidió a la comunidad internacional que impida el
"colapso" y advirtió que debe impedirse que los "terroristas" salgan del
país, ocultos como refugiados.
Instó además que no se intente imponer "valores ajenos" en el país ni
"la democracia en base a modelos extranjeros". "Creo que esa es la
lección de Afganistán", subrayó durante la rueda de prensa reproducida
por las agencias de noticias AFP y Sputnik.
En este vigésimo viaje oficial a Rusia, Merkel cerró la relación con la
constatación del fracaso en un asunto que en otro momento fue
prioritario: la resolución del conflicto entre Rusia y Ucrania.
"Aconsejo continuar intentando mantener con vida este formato
(de negociaciones de paz) y que no acabe en un callejón sin salida", aseguró la alemana, para quien "los avances no son tan rápidos" como esperaban.
"No hay ningún otro instrumento para lograr la paz", abundó Putin, que acusa a Ucrania de sabotear las conversaciones.
Kiev denuncia por su parte a Moscú, que anexionó en 2014 la otrora
península ucraniana de Crimea, de desviar las negociaciones con su apoyo
militar, no reconocido oficialmente, a los separatistas prorrusos en el
este del país.
La canciller dijo a Putin que trabajará por preservar "la integridad
territorial de Ucrania hasta el último día" de su mandato. Merkel
viajará el domingo a Kiev para reunirse con el presidente Volodimir
Zelenski.
Ambos líderes insistieron además en la utilidad del gasoducto Nord
Stream 2 entre sus respectivos países, pese a las reticencias de Estados
Unidos al proyecto que reducirá el papel de Ucrania en la llegada de
gas ruso a Europa.
Durante sus 16 años de mandato, la jefa del gobierno alemán mantuvo una
ininterrumpida relación, aunque compleja y ambivalente con el mandatario
ruso, ambos veteranos de la escena internacional.
Merkel, rusófona crecida en la República Democrática Alemana
(RDA), y Putin, que habla alemán por sus años de servicio en el KGB en
Alemania del Este, siempre reivindicaron una verdadera relación de
trabajo a pesar de sus diferencias.
Desde 2005 discutieron duramente o con ironía sobre muchos temas, desde
Siria hasta Ucrania o Bielorrusia, los ciberataques atribuidos por
Berlín a Moscú o la situación de Navalny.
Para Merkel es el comienzo del final de su mandato de 16 años tras
anunciar que dejará el cargo una vez que estén los resultados de las
elecciones del 26 de septiembre en Alemania.
Su partido, la Unión Demócrata Cristiana, y los Verdes figuran entre los favoritos, de acuerdo a los sondeos.
Además de Ucrania, Merkel anunció que una de sus últimas giras
internacionales la llevará también a visitar Israel del 28 al 30 de
agosto.
Allí se reunirá con el primer ministro Naftali Bennett y visitará el
memorial Yad Vashem, dedicado a las víctimas del Holocausto nazi, en
momentos en que las autoridades están preocupadas por un resurgimiento
del antisemitismo en Alemania.