Argentina y Australia, una relación bilateral “modesta” pero con intenciones de crecimiento

Ambos son exportadores de productos primarios. Tienden a mirarse más como competidores en los mercados mundiales que como posibles destinos de comercio e inversiones, pero en realidad son pocos los casos en que compiten directamente, ya que el perfil de producción de ambos países es distinto.

Argentina y Australia se enfrentarán mañana en el marco del Mundial Catar 2022 y como venimos realizando desde este multimedio, analizamos la relación bilateral en materia comercial y política que mantienen entre sí.

En ese sentido, cabe explicar que ambos países establecieron relaciones diplomáticas poco después de la Segunda Guerra Mundial. En diciembre de 1959, estas naciones acordaron en principio abrir misiones diplomáticas residentes. En 1962, la Argentina abrió una oficina diplomática en Sídney. En 1963, elevó su oficina diplomática a una embajada y la trasladó a Canberra. Y en 1964, el primer embajador australiano presentó credenciales en Buenos Aires.

Durante la guerra de las Malvinas entre la Argentina y el Reino Unido, Australia se puso del lado del Reino Unido e impulsó sanciones y rechazó todas las importaciones desde nuestro país. Las relaciones entre la Argentina y Australia volvieron lentamente a la normalidad después de la guerra. En 1998, el presidente Carlos Menem se convirtió en el primer jefe de Estado argentino en visitar Australia y Scott Morrison fue el primer Primer Ministro australiano en visitar nuestra nación para atender la Cumbre del G-20 de Buenos Aires en 2018.

Los números de la balanza comercial

Con 580 millones de habitantes y un PBI que representa el 7.5% del PBI mundial, América Latina constituye un importante mercado potencial para Australia. A pesar de ello, el comercio y las inversiones australianas en la región son muy modestos. El comercio con América Latina representa solo el 1,4% del total, mientras que con China, cuyo PBI casi duplica al de la región, es casi del 16,8% del total y con los países del Sudeste Asiático, cuyo PBI equivale a un tercio del de América Latina, el intercambio comercial asciende al 15% del total.

En cuanto a Australia y la Argentina, dado que ambos son exportadores de productos primarios, tienden a mirarse más como competidores en los mercados mundiales que como posible destino de comercio e inversiones. En realidad, son pocos los casos en que compiten directamente, ya que el perfil de producción de ambos países es distinto y por razones de distancia y otros determinantes sus principales mercados varían sustancialmente.

Según indican desde la Embajada australiana en nuestro país, “si bien las exportaciones a la Argentina son muy modestas, su composición ha cambiado de manera significativa desde el principio de los noventa. Mientras que en los años 80 unos pocos productos primarios (principalmente aluminio y carbón) representaban el 80 por ciento de las exportaciones australianas, hoy estos productos representan menos del 25%, siendo más del 50% de las exportaciones manufacturas muy elaboradas, como medicamentos y equipamiento de ingeniería”.

La renovación de la industria y la infraestructura básica de la Argentina y el desarrollo de áreas de producción también brindan oportunidades para los proveedores australianos de servicios. Por ejemplo, varios productores ganaderos argentinos están utilizando los servicios de Breedplan, un sistema de monitoreo genético, para mejorar la calidad de su hacienda.

“En la década del 90 el aspecto más relevante de las relaciones económicas entre Australia y la Argentina fue sido el importante crecimiento de la inversión australiana. En comparación con la década del 80, cuando casi no existían inversiones australianas en el país, en la década del 90 Australia invirtió unos 1.500 millones de dólares en suelo argentino”, apuntan.

Las inversiones australianas en la Argentina se diversificaron considerablemente, empezando por el sector minero y la agroindustria, con inversiones en frigoríficos, explotaciones agropecuarias, industrias alimenticias y vitivinícolas. También se invirtió en la mayor terminal de contenedores del puerto de Buenos Aires, y en servicios de almacenamiento en frío, ingeniería, logística y de seguros de riesgos del trabajo.

Australia es un país clave para la Argentina y un socio económico-comercial importante en la región. En lo bilateral, se destacan las inversiones australianas en el sector minero y la cooperación nuclear (con un reactor OPAL construido por Invap), y una gran afinidad en varios temas de la agenda internacional como derechos humanos, la no proliferación nuclear y negociaciones agrícolas.

Para apoyar e incentivar la expansión de las relaciones bilaterales de comercio e inversiones, los gobiernos de Australia y la Argentina han concluido varios acuerdos, tales como un acuerdo de protección y promoción de inversiones; un acuerdo para evitar la doble imposición y memorándums de entendimiento en las áreas de agricultura, minería, educación y ciencia y tecnología. Estos contribuyen al desarrollo de condiciones favorables al comercio y las inversiones bilaterales.

El reactor argentino para Australia

Un dato importante en términos de la relación Argentino - Australia en materia científica tiene que ver con el Reactor de agua liviana en pileta abierta (OPAL, por su sigla en idioma inglés) que oficialmente empezó a funcionar en abril de 2007, en el Centro de Investigación de Ansto en Lucas Heights, cerca de Sídney, Australia, y que es el reemplazo del Hifar, antiguo reactor de origen británico.

La empresa argentina Invap fue responsable de la provisión del reactor mediante un contrato llave en mano, sus responsabilidades incluyeron el diseño, construcción y puesta en marcha de la planta y todos sus sistemas. Para ello, Invap ganó una licitación internacional en la que compitió con las empresas AECL (Canadá), Framatome (Francia), Siemens (Alemania).

El reactor fue inaugurado el 20 de abril de 2007 en presencia del primer ministro John Howard y autoridades argentinas.

OPAL se ha convertido en uno de los elementos centrales de las instalaciones de Ansto, proveyendo radioisótopos y radiofármacos a toda Australia y a todo el sudeste asiático. La irradiación(incluida la transmutación neutrónica para el dopaje de silicio), el análisis por activación neutrónica y los numerosos haces de neutrones han multiplicado la capacidad y calidad australiana de investigación y producción de radioisótopos.

OPAL posee la capacidad de producir cuatro veces más radioisótopos para tratamientos en medicina nuclear en una amplia gama. El diseño incluye una fuente fría de neutrones (CNS).

Luego de un período inicial de ajuste, el OPAL ha operado y opera con una performance excelente alcanzando una disponibilidad de más de 300 días de plena potencia por año calendario, lo que lo convierte en uno de los mejores reactores de su tipo y referente mundial.

El reactor OPAL ya ha recibido siete premios en Australia.

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