Bonadio contraataca
17/07/2015 - 06:12hs
“Gané con todos los medios en contra y perdí con todos los medios a favor”
Juan Domingo Perón
Sólo en un país sin la más mínima división de poderes y con instituciones que se encuentran devastadas puede producirse un hecho tan escandaloso como el ocurrido ayer: el juez federal Claudio Bonadío, que estaba investigando a la familia presidencial por presunto lavado de dinero, fue apartado de la causa horas después de haber concretado una serie de allanamientos a empresas vinculadas con los Kirchner y sus socios. La resolución, que fue adoptada por dos camaristas manejados a control remoto desde la Casa Rosada, no tiene ni pies ni cabeza y sólo puede ser atribuible a los estrechos vínculos que unen al poder político con muchos de quienes hoy tienen que hacer cumplir la ley en los tribunales.
Cuando Cristina Kirchner abandone la presidencia, el próximo 10 de diciembre, dejará como resultado un país institucionalmente dañado por la injerencia extrema que ha tenido la primera mandataria y varios de sus funcionarios en la administración de Justicia. Ahora bien, la desesperación por obtener impunidad los está llevando a cometer serios errores que, más temprano que tarde, les resultará demasiado caro.
Hacer una maniobra tan pero tan burda, como la que ayer se llevó a cabo con el juez Bonadío, lo único que hace es aumentar el nivel de rechazo social a un gobierno que no solamente se encuentra jaqueado por los casos de corrupción, sino también por una crisis económica que se profundiza día a día.
En ese contexto, resultó tragicómico el mensaje que transmitió la Presidenta por cadena nacional, pocas horas después de conocerse el apartamiento de Bonadío. En lo que fue una burda maniobra para desviar el eje de discusión, la primera mandataria intentó hacer creer que un grupo empresario-mediático tiene más poder sobre los jueces que la máxima autoridad política del país. Y por eso, para defender esta exótica postura, expresó su consternación ante el allanamiento que ayer sufrió el periodista ultra K Víctor Hugo Morales a raíz de un juicio que le ganó la empresa Cablevisión, del grupo Clarín.
“Hay algunos jueces que le tienen miedo a Clarín”, sentenció la Presidenta. Y agregó: “Esto parece un programa del Poder Judicial ´Allanamiento para todos´”.
Realmente, las palabras de la presidenta fueron un atentado a la razón. Concretamente, en caso de que CFK estuviera en lo cierto, entonces los argentinos deberíamos ir a golpearle la puerta al señor Magnetto, CEO de Clarín, para pedirle que solucione todos los problemas del país ya que, según la óptica presidencial, un diario y algunos canales de radio y de TV del mismo grupo tienen más poder que ella. Un absurdo.
Peor aún: los K se quejan del periodismo cuestionador y al mismo tiempo han montado un aparato de propaganda gigantesco, alimentado por miles de millones de pesos de publicidad oficial que salen de nuestros impuestos, para intentar imponer su relato. El fracaso comunicacional de los K fue rotundo ya que siete de cada diez argentinos quieren un cambio en el país y no se deja influenciar, en lo más mínimo, con las falacias que habitualmente se difunden desde la Casa Rosada.
Por más que ahora se quejen de los allanamientos de Bonadío, el gobierno kirchnerista ha sido la administración que más ha manipulado jueces y fiscales desde el retorno a la democracia. Lograron que la servilleta de Carlos Corach, que incluía los nombres de todos los jueces que supuestamente habían sido cooptados por Carlos Menem en los ´90, quede reducido a un cuento de niños en comparación a las maniobras que se vienen registrando con los conjueces, los magistrados subrogantes y las votaciones amañadas en el Consejo de la Magistratura.
A su vez, hechos como los que ayer sufrió Víctor Hugo, que merecen ser repudiado como todos los ataques que sufre cualquier persona que ejerce el periodismo en un contexto donde debe siempre debe imponerse la libertad de expresión, son provocados habitualmente tanto por Cristina Kirchner como por sus secuaces. El diario Hoy, desde hace años, lo sufre en carne propia.
En rigor, desde que hizo su aparición en el año 1993, el diario Hoy ha sido hostigado por distintos gobiernos en una práctica que ha incluido desde acciones directas de censura pasando por allanamientos y denuncias penales con el objetivo de silenciarnos. Lejos de abandonar estas repudiables prácticas, el kirchnerismo ha acentuado los ataques en los últimos años, utilizando la estructura del Estado para hostigar tanto a la directora como así también a los periodistas de nuestro diario que se atreven a investigar la corrupción enquistada en el gobierno.
Desde el retorno de la democracia, nunca una presidenta ha atacado tanto la libertad de expresión como lo ha hecho el kirchnerismo. Y esto responde a que, precisamente, CFK y sus acólitos seguidores encuentran en el periodismo independiente su principal traba a la hora de intentar garantizarse la impunidad. Por eso llegó la hora poner un freno y afirmar: ¡Basta Cristina!