Cambió la tendencia: el 54 por ciento que Cristina Kirchner no quiere ver

Más de la mitad de los argentinos encuestados por la consultora Management & Fit consideran que la economía empeorará durante 2013. La inflación y los salarios, en el foco de la preocupación.

Los constantes tarifazos a los servicios públicos, así como una serie de medidas económicas dispuestas desde el Gobierno, han generado que el 54% de los votos obtenidos por la presidenta Cristina Fernández se vean cada vez más lejanos en la retina de la población argentina. 

Dicha tendencia se vio reflejada en el último sondeo llevado a cabo por la consultora Management & Fit, que da cuenta de que el mismo porcentaje de electores que optaron por la mandataria nacional en octubre de 2011 ve un empeoramiento generalizado de la economía nacional para el año próximo. 

La encuesta finalizada a fines de noviembre muestra una orientación similar a la de meses anteriores, como octubre, cuando las expectativas personales registraron una negativa de 43% y las de economía general, un 55%. 

Según se informó desde la consultora, en la evaluación social inciden la dificultad de acceder a  un financiamiento adecuado, el cepo cambiario en el caso de inmuebles, el encarecimiento de los automotores 0 km y las restricciones a la importación, que limitan las marcas y calidad disponibles en el segmento de los electrodomésticos.

“En el país se va viendo que se extiende una mayor incertidumbre general, como pasa con distintos temas económicos, como la deuda externa. A su vez, la crisis internacional podría tener el próximo año un impacto en Argentina”, aseguró a Hoy Pedro Andrieu, economista y subsecretario de Comercio de la Nación durante el gobierno peronista de 1973.

La inflación y los problemas cotidianos

Más allá de la caída que muestran los datos macroeconómicos respecto al crecimiento y la competitividad de la industria, la creciente inflación es una de las problemáticas que constatan los millones de argentinos con los gastos básicos de consumo. 

En ese marco, no es menor que el relevamiento realizado dé cuenta de que los consumidores estimen un incremento de los precios del 30% (promedio) en las provincias y un 26% en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.  “Los indicadores que hay en el país tienden a bajar la actividad económica, y no se ve que esa baja esté acompañada de una baja en la inflación. Me imagino que lo planteado por la gente tiene que ver con eso”, agregó Andrieu.

Por su parte, la crisis del bolsillo no se reduce únicamente a la góndola, ya que el estancamiento de los salarios y la negación constante a la apertura de paritarias se volvieron una preocupación central. De ahí que, por tercer mes consecutivo, los encuestados estimaron que durante los próximos doce meses sus ingresos aumentarán un 10%, lo que representa una pérdida del poder adquisitivo del 20% (si se lo contrasta sólo con la inflación). 

“Si están bajando las ventas y la producción, es difícil que se vayan a firmar convenios colectivos  que generen aumentos de salarios cercanos o equivalentes a la inflación real”, concluyó el economista consultado por este medio.

Consumo durable, en caída libre

El cepo al dólar y las restricciones a las importaciones son dos de las variantes que más pesan sobre los argentinos al momento de medir las expectativas respecto a las inversiones orientadas al consumo durable.

 En ese sentido, las personas que consideran a 2013 como una buena coyuntura para la compra de inmuebles ni siquiera representó un cuarto del total, alcanzando tal disposición sólo el 24% de los encuestados por Management & Fit. 

Una tendencia similar ocurre con la compra de vehículos cero kilómetro y la adquisición de electrodomésticos. En el primero de los casos sólo el 29% de las personas consultadas vio condiciones favorables, mientras que en el segundo la proporción subió a un 37%. 

Tales datos muestran un deterioro abrupto en la subjetividad de la población, ya que en el mes anterior (octubre) los porcentajes eran de 39% para inmuebles y 31% para automóviles. Los electrodomésticos marcaron una orientación opuesta, ya que treinta días antes sólo el 25% veía con buenos ojos gastar su dinero en este tipo de productos.