La defensa considera “absurdos y delirantes” los cargos
en su contra. “No han podido reconstruir la verdad”,
dijo Verónica Carzoglio, su abogada.
Carlos Telleldín es el único acusado en el caso del ataque terrorista a la AMIA, que data del 18 de julio de 1994, quien consideró “absurdos y delirantes” los cargos en su contra, en el marco del alegato final en el juicio oral, por lo que solicitó este miércoles su absolución.
Días atrás, la fiscalía pidió la prisión perpetua para Telleldín, como partícipe primario, luego de sostener que fue un “aporte fundamental” para la realización del atentado la venta de la camioneta Traffic.
“Sean serios, es el mayor atentado en la historia del país. ¿No se les cae la cara de estar sentados ahí pidiendo la perpetua?”, cuestionó la defensa del acusado.
Verónica Carzoglio, defensora oficial, señaló que a 26 años de la tragedia, todavía “no han podido reconstruir la verdad histórica de los hechos”, reiterando la “inocencia” de Telleldín, quien, según su punto de vista, fue acusado con “argumentos absurdos y delirantes”.
En este sentido exigió la “nulidad de todo lo obrado desde el inicio de la investigación por pérdida de imparcialidad del juez de instrucción”. “No saben qué imputarle, solo saben que quieren una condena y a prisión perpetua”, manifestó.
“Con honestidad lo que han hecho las partes acusadoras con sus alegatos es reconocer lo que sostiene desde el primer día Telleldín, su ajenidad con relación al atentado”, apuntó Carzoglio, quien expresó: “No existen elementos de prueba que permitan vincular válidamente al nombrado con su participación necesaria en semejante atentado”, afirmó Carzoglio.
Durante diez años, desde 1994 hasta 2004, Telleldín permaneció preso, hasta que quedó en libertad luego de ser absuelto durante el primer debate por el atentado.
El segundo juicio comenzó el 18 de mayo del año pasado y luego quedó interrumpido debido a la pandemia de coronavirus, hasta que finalmente se retomó en el pasado julio.
La próxima semana, el miércoles, continuará el debate oral cuando los jueces Andrés Basso, Javier Ríos y Fernando Canero escuchen las llamadas “réplicas y dúplicas” a los alegatos, antes de fijar fecha para las últimas palabras del acusado y dar veredicto.