Los misteriosos fondos de Santa Cruz
21/05/2014 - 06:31hs
EN FOCO
En la recta final de su mandato, cuando faltan 16 meses para que la presidenta tenga que armar las valijas y volverse al Calafate, Cristina Kirchner quiere reinventar su pasado.
El fantasioso relato K, que todos los días se utiliza para querer deformar y manipular la realidad, ahora también se quiere usar para distorsionar los hechos concretos ocurridos en las últimos años que, por otra parte, están muy presente en la memoria de millones de argentinos.
“Cuánto tiempo perdido, cuántas cosas mal vendidas, cuánta administración fraudulenta en contra de los intereses del Estado. Sin embargo, no se escuchaban tantas voces, ni tantas denuncias, ni tantas medidas cautelares durante los años en que se entregaba vergonzosamente el patrimonio nacional de los argentinos", manifestó Cristina. Y lanzó una crítica elíptica hacia la Justicia: "Ojalá hubiéramos tenido fiscales y jueces como los que tenemos ahora, que siempre están tan atentos para poder hacer las denuncias. Deberán ser probadas", agregó.
El malestar de la presidenta es evidente. Está incómoda producto de que la Justicia Federal ordenó investigarla por el escandaloso acuerdo con la empresa norteamericana Chevron para la explotación del yacimiento Vaca Muerta, que significa entregar una parte importante de nuestra soberanía a una compañía acusada de ocasionar desastres ambientales en distintos países del mundo.
El acuerdo con Chevron, además, es producto de la fracasada política energética del kirchnerismo que ha dejado al país con ínfimas reservas de gas y petróleo. Los negocios oscuros de los K con Repsol, por un lado, y la mal llamada estatización de YPF por el otro, son las dos caras de una misma moneda.
El otro factor del malestar de la presidenta es el rechazo al pedido de sobreseimiento presentado por el vicepresidente Amado Boudou, imputado en el caso de la exCiccone, que se encuentra al borde de la declaración indagatoria. La decisión judicial, que también se conoció la semana pasada, puso a CFK contra las cuerdas. Fue ella, y nadie más que ella, la que puso a Boudou como su compañero de fórmula en 2011. Usó la política del dedo, y jamás reconoció el error. Es más: permitió que se desplazaran a fiscales y jueces en pos de que se garantice la impunidad.
Ahora bien, a medida que languidece el gobierno kirchnerista, van apareciendo funcionarios judiciales dispuestos a cumplir lo que antes no hacían por miedo al poder político. Son pocos, es cierto, pero van ganando terreno.
Asimismo, llama poderosamente la atención que CFK recién ahora se queje del accionar judicial, cuando ella misma y su esposo, ahora fallecido, fueron favorecidos en innumerables ocasiones producto del accionar de fiscales y jueces manejados por el poder político. Sólo cabe recordar el caso del inefable juez Norberto Oyarbide que, entre gallos y medianoche, archivó la denuncia por enriquecimiento ilícito que pesaba contra la familia presidencial, luego de que funcionarios de la AFIP viajaran especialmente a Santa Cruz para “retocar” las declaraciones juradas. Estamos hablando de una familia que, desde 2003 a esta parte, aumentó su patrimonio en más de 1000%.
Asimismo, solamente una extrema caradurez pueda llevar a quejarse de la entrega del patrimonio nacional en los ´90, cuando se fue un actor protagónico de ese proceso. En ese sentido, si no hubiese sido por el apoyo de los Kirchner en el congreso, que mandaron a sus legisladores a levantar la mano, jamás se podría haber privatizado YPF en 1992. Este accionar estuvo motivado por el vil metal: el cobro de regalías mal liquidadas, que luego se trasformaron en bonos de la petrolera privatizada y posteriormente en los famosos fondos de Santa Cruz, que desaparecieron misteriosamente (ver Los misteriosos fondos de Santa Cruz)
En los años ‘90, especialmente en la primera mitad de esa década, no se escuchó ni siquiera una crítica de los K mientras se le ponía bandera de remate a otras empresas nacionales como Gas del Estado, el Banco Hipotecario, el Correo Argentino, etc. Solo unos pocos sectores, se animaron a denunciar lo que estaba pasando. De hecho, el diario Hoy surgió en 1993 para reflejar la devastación que realizaba el menemismo y el duhaldismo, que en aquel entonces era socios políticos de los Kirchner, que gobernaban Santa Cruz.
En soledad, en las páginas de nuestro diario denunciamos las consecuencias de las privatizaciones y del denominado Plan de Convertibilidad, que destruyó lo poco que quedaba de industria nacional. Esto es fácilmente comprobable: está escrito, como así también está escrito lo que hicieron, y dejaron de hacer los Kirchner, cuando la Argentina se hundió en el fango neoliberal.
Una burla: avanza la creación de la Universidad de Bonafini
En la misma jornada que Cristina se quejaba de la Justicia, el kirchnerismo consiguió anoche el número de firmas en el Senado, tras dos intentos fallidos, para emitir dictamen a favor de la estatización de la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo, a cargo de Hebe de Bonafini .
Tras varias idas y vueltas, el proyecto obtuvo dictamen en las comisiones de Educación y de Derechos y Garantías. La estatización de la Universidad de las Madres, fue cuestionada por la oposición, que denunció irregularidades. "El proyecto no tiene el estudio de factibilidad que marca la ley y tampoco ha sido aprobada por el Consejo Interuniversitario Nacional", había manifestado el senador Luis Naidenoff (UCR-Formosa), presidente de la Comisión de Derechos y Garantías.
Se hace claramente visible que la creación de esta Universidad responde a la necesidad que tiene el kirchnerismo de esconder los escándalos de corrupción que se registraron en la Fundación cuando, de la mano de Bonafini y de quien en aquel entonces era su mano derecha, el parricida Sergio Schoklender, se malversaron más 1200 millones de pesos aportados por el Estado. Se trata de dinero, proveniente de la ciudadanía que paga sus impuestos, que en lugar de haberse destinado a la construcción de viviendas sociales, habrían servido para enriquecer a personajes oscuros como los propios hermanos Schoklender, la hija de Bonafini, entre otros.
Si hoy por hoy están libres los hermanos parricidas, Bonafini y su hija, y todos los involucrados en esta estafa, es por la impunidad que existió durante la era K. Pero nada dura para siempre: quizás, cuando asuma un nuevo gobierno, estos personajes terminen tras las rejas.