Residentes de esa ciudad realizan diferentes “abrazos” y manifestaciones para evitar que se hagan negocios
con un emblemático edificio que fue declarado como lugar histórico por la Municipalidad.
Miembros de la comunidad educativa, junto a familias y alumnos de la Escuela Secundaria n° 17 de la ciudad de Merlo, continúan manifestándose y realizando “abrazos” simbólicos para evitar que se concrete la venta del emblemático edificio ubicado en avenida Libertador al 472. Dicho lugar fue declarado como espacio histórico por el municipio, y ahora corre peligro.
La construcción funcionó aproximadamente desde la década del 60, y en el mes de enero del año 2013 fue declarada, por la Ley 14.452, como un inmueble de “utilidad pública y sujeto a expropiación”. Sin embargo, años más tarde todo cambió. La sede permanece cerrada desde marzo del año 2020, y ahora está en manos del concejal de Juntos por el Cambio, Pablo Cocuzza, quien busca venderla.
Los motivos que dio el edil para comercializar dicho inmueble serían que el edificio padece problemas estructurales y además considera “inconstitucional” la decisión de tomar a dicho espacio como histórico. Sin embargo, quienes todavía recuerdan las mejores épocas de la institución buscan defenderla con uñas y dientes.
Si bien las movilizaciones y protestas que se vienen llevando a cabo no son algo nuevo, nada de esto sirvió de impedimento para que se coloque frente al lugar un gran cartel de venta, el cual lleva el nombre del edil apuntado por los vecinos. Pese a esto, los involucrados y comprometidos en defender el espacio prometieron no bajar los brazos y continuar con las demostraciones de fuerza.
La última movilización que se dio fue el pasado miércoles alrededor de las 18, donde se convocó a un “abrazo de amor” junto a un “banderazo”. De esta manera, con el lema “lo privado se hace público cuando nos tocan una escuela”, una gran cantidad de frentistas se hicieron presentes en las inmediaciones de avenida Libertador al 471 para mostrar su apoyo.
Al mismo tiempo, personas que forman parte de las jornadas de protesta informaron que, producto de la situación que atraviesa la comunidad educativa de dicha institución, las condiciones del dictado de clase durante el año 2022 para los alumnos de esta escuela no fueron las mejores, por eso sería importante la recuperación del espacio. Además destacaron la existencia de un pedido de expropiación que aún no se ha ejecutado.
La educación como negocio
Una vez más, este tipo de situaciones dejan en evidencia las intenciones de quienes ven a la educación como un negocio y no como un derecho. Este emblemático lugar que ha sabido ser la segunda casa de una gran cantidad de alumnos de Merlo, hoy está a punto de desaparecer y quedar en el olvido por un negocio inmobiliario.
No es novedad que para el espacio de Juntos, al cual pertenece el edil que lleva adelante el intento de venta, la educación pública ocupa un segundo plano, y eso queda en evidencia con este tipo de acciones y con tantas otras, como el vaciamiento educativo que hubo durante la gestión de Cambiemos en el Gobierno nacional o la falta de construcción de nuevos colegios.
En cuanto a este caso en particular, lo que se deparará para el futuro de los jóvenes que vendrán y que necesitarán de una institución educativa para formarse es algo que aún se desconoce, pero que probablemente se terminará de definir en los próximos días, meses o años, cuando aparezca un comprador y se termine quedando con un lugar con mucha historia y valor sentimental para los vecinos de Merlo.
Mientras se aguarda por ello, padres, alumnos y familias seguirán firmes frente a la puerta del establecimiento, esperando poder regresar y que sus puertas puedan seguir abiertas por muchos años más.