POR ROLANDO GRAÑA

Gobierno vs. Círculo Rojo Se acaba el romance

Cuarenta días después, esa paz se está acabando. Puede que todavía no se note mucho, pero ya lo van a ver:

POR ROLANDO GRAÑA

El coronavirus generó una ilusión: el fin de la grieta. Las poderosas divisiones de intereses e ideologías quedaron por un tiempo dormidas; durante 40 días (y salvo algunas escaramuzas), todos parecieron unidos y aterrorizados.

Cuarenta días después, esa paz se está acabando. Puede que todavía no se note mucho, pero ya lo van a ver. Las razones son obvias: no va a haber manera de conformar a todos en la Argentina hiperpobre, miserable, que va a surgir de la pandemia.

No hay manera de tener un Estado presente que ponga plata en los bolsillos de la gente y le dé de comer cuando aumente el hambre; que le preste plata a los monotributistas a tasa cero y les pague la mitad de los salarios a los empresarios; que no suba las retenciones al campo y subsidie al petróleo con el barril criollo; que arregle el default, emita poco y además ajuste el déficit. Ah. Y todo esto sin pelearse con nadie. No hay manera.

Habrá que elegir

Y entonces, de a poco, se van a ir alineando los bandos. Algunos aprestos ya comenzaron: los muchachos de la Asociación Empresaria Argentina (AEA) dejaron de hablar la semana pasada de la importancia de la unidad de los argentinos frente al coronavirus. Empezaron a pedir apertura económica y que no haya default.

Fue a ellos a quienes Alberto Fernández contestó el viernes en la conferencia de prensa cuando dijo que no le iban a torcer el brazo y que iba a defender la vida y mantener la cuarentena. Fue a ellos a los que les dedicó la comparación entre Noruega y Suecia.

El Presidente sabe que la economía se puede discutir, pero las muertes no. El costo político de miles de muertes de ancianos entierra cualquier carrera política.

Y además está la deuda, siempre la deuda. Recuerden que hasta el coronavirus, el Gobierno estaba virtualmente paralizado por la negociación de la deuda. Era un Gobierno que no arrancaba y te decían que era por la deuda.

Esta semana, según como se mire, el Gobierno perdió el primer round de la negociación de la deuda. La adhesión al canje de bonos en dólares por parte de los grandes fondos de inversión de amigos de Macri fue de apenas el 20%.

Fue tan baja que el Gobierno ni siquiera sacó un comunicado oficial. Ahora, el Gobierno dice que seguirá negociando hasta el 22; dice que no quiere el default pero poco le cambiaría.

En verdad a los que sí les cambiaría la cosa es a los muchachos del Círculo Rojo, a los mismos que empezaron a enojarse la semana pasada.

Un default afecta a los grandes empresarios argentinos en dos cosas: muchos de ellos están endeudados en dólares con obligaciones negociables, es decir bonos que emiten las empresas. Si Argentina cae en default, les va a costar mucho más refinanciar esas deudas.

El otro problema es el impuesto excepcional a las grandes fortunas. A los 1.800 poderosos que van a tener que pagarlo no les gustará nada, porque es mucha plata para cada uno de ellos. No es que les falte, pero en la Argentina a nadie le gusta poner la mano en el bolsillo.

No importa si es lo que recomiendan papers del FMI o si hasta el Financial Times dice que es momento de que los ricos pongan el hombro. Nada. Que la plata necesaria la ponga el Estado. Total, después le van a decir que despilfarra y tiene que hacer un ajuste.

El Gobierno, por su parte, ha quedado otra vez preso de su propia lógica de apostar todo a la resolución del conflicto de la deuda. No se conocen planes para reactivar la economía pospandemia, apenas un esbozo de planes de obras públicas menores, no mucho más.

Mientras tanto, el Gobierno cede.

Cedió ante las petroleras y habrá barril criollo. Esto es, cada vez que carguemos nafta vamos a seguir financiando a las petroleras. El petróleo está más barato que nunca en el mundo pero aquí la nafta no va a bajar.

Cedió también ante los “miserables”, a aquellos que criticaba en el comienzo de la pandemia por despedir gente. A esos “miserables” el Gobierno ahora les va a pagar la mitad de los sueldos; mientras tanto, ellos pactaron con los sindicatos reducciones del 25%.

Conclusión: las grandes empresas van a pagar el 25% de los sueldos. Las pymes, mucho más. Eso sí, no se funden. Cedió también ante los muchachos de la Bolsa. Nadie puede pararlos.

La fuga de divisas vía dólar bolsa es de 90 millones de dólares diarios y los nombres de los fugadores no aparecen. ¿La CNV? Bien, gracias. Ahí siempre hay amigos que no van a divulgar nunca los datos de los que se la llevan.

Hasta ahora, Alberto fue más alfonsinista que kirchnerista o peronista. Es decir: como Alfonsín, amaga por izquierda, patalea, pero después afloja.

Amaga, pero cede.

De tanto ceder, a Alfonsín le fue mal: cedió ante los carapintadas, cedió ante los Capitanes de la Industria y se fue antes por hiperinflación.

Ya sé: las comparaciones son odiosas pero nunca, nunca, hay que ignorar las lecciones de la historia.

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