Hasta el algodón se puso áspero

En Chaco, la provincia que aún dirige el ultra K Jorge Capitanich, los productores pequeños y medianos abandonan las fincas y chacras mientras que los grandes están en el juego defensivo de no quebrar. Una provincia donde los norteamericanos, varias décadas atrás, la llamaron “El Rey Aldogón”, y tan solo en una década fue erosionada en competitividad y áreas sembradas

Desde chico sembré algodón con mis padres, pero hace dos años no puedo hacerlo. Me estoy dedicando a la ganadería y algunas hortalizas como zapallo y sandía, pues si lo sigo haciendo me voy a terminar fundiendo. No se pueden absorber los costos. Uno de los problemas grandes es que las textiles nos pagan la fibra a los 60 o 90 días, lo estiran mucho, y el productor necesita ya el dinero porque no puede soportar los costos”. La afirmación pertenece a Juan Hutak (51), chaqueño de Pampa del Indio, hoy síndico de la Unión de Cooperativas Algodoneras Ltda. (UCAL) y residente de uno de esos pueblos del Nordeste y Noroeste argentino que dependen de la producción textil, fuente de ingreso y de empleo.

Esta época (octubre-noviembre) es la de la siembra, pero asfixiados por las políticas nacionales que defenestraron a las economías regionales, los productores sólo cuentan buenas por el clima que ayudó tras 3 años de sequía. “El hectareaje cayó y va a seguir cayendo. En 1992 Chaco llegó a un millón y medio de hectáreas y si este año llegamos a las 170 mil sería mucho. El gobierno -siguió Hutak- incentiva a que se siembre, pero el pequeño productor está fundido y el mediano no tiene con qué trabajar, solo puede el grande, de 500 Hs. para arriba, con sus equipos”. 

Carlos Iannizzotto, vicepresidente de Coninagro, advirtió que “esos pocos son los que en los últimos años han podido aguantar financieramente los altos costos con los bajos precios, mientras se vio la expulsión de más establecimientos y hubo cada vez más concentración en una parte de la cadena”

En la Provincia aún comandada por Jorge Capitanich, los rindes algodoneros se hicieron cada vez más ásperos. En el Departamento General San Martín, son casi nulas las hectáreas. Si producen, es sólo porque no saben hacer otra cosa. “No atendieron al campo nunca, y ahora esperemos un cambio, porque si no anda el algodón, no anda la Provincia”, contó Héctor Martínez, gerente comercial de UCAL.

El dirigente agro Iannizzotto remató: “con imposibilidad de poder competir y exportar al exterior, no se avizora un buen año, lamentablemente no hay rentabilidad suficiente y la productividad de las chacras se perdió debido a no realizarse las labores culturales de fertilización por falta de recursos para afrontarlo”.

“Hoy existen mil personas que, en representación de la sociedad, toman decisiones claves para el 80% del agro. Y los principales desafíos hoy no tienen que ver con la tecnología o mercado, pasan por cómo la lógica de la ciudad se entrelaza con la del campo. Hablamos de un presidente, sus ministros, cuatro gobernadores y sus colaboradores, cientos de legisladores a nivel nacional y provincial y más de 500 intendentes con los consejos deliberantes”, describe Iván Ordoñez, economista especializado en agronegocios en su último libro, “Campo, el sueño de una Argentina verde y competitiva”, buena lectura para definir el 22/11.

El acoso del Picudo

Junto a la poca rentabilidad, está el gran problema del Picudo, un bichito que penetra en la flor y le va agujereando la fruta (bocha) de donde nace la fibra, que luego debe ser comercializada. Pero este drama arrastrado hace varios años todavía no tiene solución.

Una verdadera plaga que “te come la producción, te vacía la fibra. Este bicho no se lo ve, es muy chiquito, e incluso a la planta no la afecta para nada, porque ves un verde hermoso todo plantado, pero sin capullos, porque se alimenta justamente del capullo de la flor del algodón”, explicó Martínez.

Aquí surgen los gastos elevados para los tratamientos con fungicidas (los insumos están dolarizados). “Hay que curarlo desde el principio, desde la siembra hasta que florece. Una vez que floreció, se ponen las trampas, si aparecen los picudos, es señal que hay que fumigar. De haber muchos, son 5 o 6 semanas consecutivas fumigando, una vez por semana”, según los especialistas, que ya conocen que el Picudo pernocta en los alrededores a las plantaciones, internado en los montes, desde que hace un tiempo llegaron del Paraguay, empezaron complicando en Formosa, llegando al centro y ahora está amenazando con llegar a Santiago del Estero, una nueva provincia algodonera.

Se cae el relato: el INDEC reconoce que hay cada vez más desempleados

La cantidad de obreros ocupados en el sector industrial cayó 0,2 por ciento en el tercer trimestre del año y acumuló dos años consecutivos de deterioro, según informó ayer el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC).

La pendiente se inició en el cuarto trimestre de 2013 con una baja de 0,4 por ciento, que se extendió durante todo 2014 y continuó en los tres primeros períodos de 2015, siempre de acuerdo a la información oficial.

La merma en el nivel de obreros ocupados coincide con la sostenida caída en la producción industrial, que recién en julio de este año pudo quebrar 22 meses consecutivos de bajas interanuales.

No obstante, esas alzas fueron de apenas medio punto en promedio y con un sesgo declinante en septiembre lo que deja interrogantes sobre el futuro inmediato.

El INDEC elabora esta encuesta con datos extraídos en 3 mil locales industriales de todo el país seleccionados. Claro que la realidad estaría marcando cifras mucho más preocupantes.