Inflación: los argentinos ya eligen segundas marcas
05/05/2016 - 06:09hs
Mientras los economistas advierten un alza interanual superior al 40%, usuarios y consumidores ensayan alternativas para enfrentar la crisis. El mundo ya se hace eco de la difícil coyuntura. Opinan los especialistas
En la cola del banco. En la parada del colectivo. O en el supermercado las quejas se repiten y apuntan contra una enemiga única, a la que el gobierno no logra combatir: la inflación.
Ante esta situación, en la que los combustibles se dispararon un 10% más; las prepagas aumentarán un 20% a partir de junio; la telefonía fija llegará con un incremento en su abono del 192% (Ver aparte), los Precios Cuidados ascenderán un 5% y en un contexto en el que los tarifazos alcanzaron servicios tan sensibles como el transporte, la luz y el gas -cuyo impacto ya sienten las Pymes, mientras que en pocos días se extenderá al resto de los usuarios-, los consumidores optan por vías alternativas para enfrentar la inflación, escépticos ante un gobierno sin plan integral e incapaz de revitalizar el alicaído poder adquisitivo de los trabajadores.
Así, por ejemplo, ya hay automovilistas que, ante la suba acumulada del 31% en la nafta, comienzan a cruzar a Brasil y Paraguay para estirar su sueldo. Son los argentinos que viven en provincias fronterizas, como Misiones y Formosa, quienes se trasladan hasta los vecinos países, donde cargar el auto puede costar hasta 300 pesos menos.
Otros, en cambio, eligen dejar el auto como medio para ir a trabajar. Tal es el caso de Jorge, médico platense de 51 años: “Aunque sigue siendo caro, prefiero tomar el colectivo”, le aseguró a Hoy. O de Mónica, docente de nuestra ciudad: “Ahora voy a la escuela en bicicleta, es gratis y, además, saludable”, sugirió.
Entre promesas y escepticismo
Estas iniciativas fueron celebradas por la titular de la Asociación de Defensa de los Consumidores y Usuarios de la Argentina (ADECUA), Sandra González, quien le afirmó a nuestro diario que la suba en el combustible “preocupa a todos, porque esto impacta en la Canasta Básica de alimentos. Entonces, no sabemos cómo pretenden bajar la inflación mientras aumentan la nafta”.
Pero el alza fue defendida por el ministro de Energía, Juan José Aranguren, quien, con irónico cinismo, deslizó que “si el consumidor considera que este nivel de precios es alto [...], dejará de consumir”, al tiempo que no descartó más aumentos, pese al descenso del barril de crudo en el mundo.
Aún en esta coyuntura alcista, el gobierno promete reducir la inflación en el segundo semestre, pero los economistas hablan de un índice interanual rayano al 40% y alertan que sólo podría desacelerarse a costa de una mayor recesión. Lejos de las aspiraciones gubernamentales también se encuentran las estimaciones de la calificadora de riesgo Moody’s, que afirmó que este año superará el 30%.
Es tan crítica la situación de la Argentina que hasta el presitigioso matutino español El País, ayer le dio espacio en sus páginas a lo que consideró “la inflación desbocada”, que destroza “las economías familiares” y puso su acento en las penurias que se viven en las villas miserias. Allí, advirtió el medio, urge cumplir con las promesas de “pobreza cero” y “lucha contra el narcotráfico”. Es allí, sobre todo, donde, producto de esta “inflación desbocada”, se alimentan cada vez menos bocas.
“Esto tiene que tener una salida”, alertó la Iglesia
El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, José María Arancedo, se refirió ayer a la situación económica nacional y alertó sobre la “inflación creciente”.
“No se podría estar uno o dos años con una inflación creciente. Eso tiene que tener una salida y eso también es cuestión de crear empleo, trabajo digno e inversiones”, señaló el arzobispo.
“No sólo se debe esperar todo de afuera, sino que los argentinos debemos confiar más en nosotros”, agregó Arancedo, al tiempo que expresó su preocupación por “los números de la pobreza”, que ya afecta a más de 13 millones de argentinos.