El exfiscal Marcelo Romero habló con diario Hoy sobre la investigación del fiscal Pollicita que da cuenta del espionaje contra políticos, deportistas, artistas y, en ese marco, analizó el funcionamiento de la Ley que debería actuar para prevenir un delito contra el país, pero terminó desvirtuada.
El caso que investiga el fiscal Gerardo Pollicita y que tiene que ver con el espionaje ilegal a casi 2.000 funcionarios, dirigentes, sindicalistas, periodistas y personas del espectáculo, entre otros, volvió a poner el eje en la utilización de los servicios de inteligencia y de qué manera, justamente, la inteligencia que debería abocarse a la prevención del delito termina siendo utilizada para extorsionar a quien no piensa igual.
Se trata del caso que, tal como informó este multimedio, tenía al ingeniero y director del diario Hoy, Marcelo Balcedo, como el primero en la lista de espiados por el exagente, hecho que terminó por confirmar que lo que venía denunciando el extitular de Soeme desde el 2014 era verdad.
En declaraciones a diario Hoy, el exfiscal, Marcelo Romero, analizó justamente el rol de la Ley de Inteligencia, la importancia de la misma en materia de prevención de un delito que afecte al país y cómo, finalmente, se desvirtuó la Inteligencia para convertirse en apenas “chusmerío” e intromisión en la vida privada para rédito político.
“Es un tema por demás, espinoso y por lo general que se elude, se elude desde los poderes públicos, se elude desde la política, cuando en realidad la actividad de inteligencia es una actividad esencial para la vida en libertad, para la vida en paz. Todos los países organizados del mundo la tienen, pero por supuesto que el límite es muy delgado para la comisión de delitos porque nos estamos entrometiendo en cuestiones privadas tanto de las personas como de las instituciones”, advirtió.
Romero consideró entonces que, “en primer lugar, hay que diferenciar lo que es la inteligencia estratégica militar que la tienen también todos los países y que integran su sistema de defensa, es decir, los países no siempre desde las cartera defensa se preparan para la guerra, sino para evitar ese tipo de conflictos o cualquier otro conflicto armado es utilizada la inteligencia estratégica que está llevada adelante por el Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, es decir el Presidente y ¿para qué sirve la inteligencia estratégica? para estar al tanto de posibles o potenciales ataques de potencias extranjeras, tenemos otras realidades en lo que es la defensa como por ejemplo el ciberataque, un ataque que se puede realizar desde el otro extremo del mundo a nuestro sistema informático, el narcotráfico que es un delito interno pero a la vez puede considerarse que es un delito transnacional porque puede haber organizaciones que estén en otro país dirigiendo un narcotráfico, el terrorismo”.
“Ahora la inteligencia interna es algo completamente diferente a la militar porque le brinda o le debe brindar al Presidente de la Nación información de fuentes abiertas, es decir, redes sociales, medios de comunicación, documentación, declaraciones juradas, es decir, fuentes que se pueden acceder ya sea libremente como una página de Internet o una información que haya por ejemplo en la AFIP, que si bien no es de acceso libre, una institución puede acceder cumpliendo diversos requisitos y procedimientos a ese cruce de información. Después viene un análisis de la misma y luego una conclusión que el oficial de inteligencia debe entregar a la presidencia de Nación para que el Presidente tome la decisión que corresponda y que él considere: inteligencia no toma decisiones, opina, dictamina e informa al Presidente, se trabaja para el Presidente de la República y por supuesto para su gabinete”, enfatizó.
En ese punto, Romero señaló entonces que “todos los gobiernos democráticos desde 1983 han bastardeado el sistema de inteligencia y lo han convertido en un espionaje privado, de fisgoneo, de chusmerío de barrio, para después extorsionar, se considera que el espionaje, el espionaje barato, es una actividad del Estado y esto es falso. Esto no es así. Que se haga, que exista en otras partes del mundo, no significa que esté bien ni que esté previsto o que integre la tarea profesional de inteligencia espiar al rival político para después extorsionarlo, no tiene absolutamente nada que ver con la Inteligencia: es espionaje barato y no está previsto en ninguna Ley y no va a estar previsto nunca en ninguna norma, porque eso es contrario a la convivencia democrática, es contrario a la República”.
“Se puede intervenir un teléfono sin orden de un juez? No, es delito. No lo puede hacer nadie absolutamente nadie, no se puede intervenir cualquier forma de comunicación privada. Esto es importante desmitificarlo porque está mal y no hace a una República. Si queremos espiar a un actor o a un periodista que no nos conviene políticamente para encontrarle alguna miseria en su vida para después extorsionarlo, eso es lisa y llanamente delictual, no hace a la vida democrática, no tiene absolutamente nada que ver con la vida democrática y mucho menos con una República, así que de ninguna manera se lo puede disimular. Eso es espionaje. Eso es extorsión. Eso es delictivo”, sentenció.
Para finalizar, Romero consideró que “se puede aprovechar la experiencia, el conocimiento y la técnica de los agentes de inteligencia profesionales, que los hay, no esos frijones que ahora están saliendo la luz que venden humo a los políticos, los políticos se babean con estos tipos que tienen veleidades de James Bond y que les traen carpetas de personas que molestan al político de turno, entonces, con eso se creen que están en presencia de un súper agente de Cipol y en realidad son fisgones que utilizan la tecnología del Estado, escuchan conversaciones ajenas y se cree que tienen oro en polvo y los políticos pagan dinerales por esa porquería”.
“La inteligencia legal es imprescindible, es necesaria, una reforma a la Ley Nacional de Inteligencia es imprescindible. Es imprescindible prestigiarla, desmitificarla, explicar cuál es la actividad que realiza. Lamentablemente cuando tuvo la oportunidad de prevenir los dos actos terroristas más graves en nuestra historia fracasaron, me refiero a la Embajada de Israel y la AMIA, ahí la Inteligencia profesional tal vez pudo prever o debió hacerlo y, sin embargo, nada de eso pasó. Ahí está la mejor respuesta de cómo nuestra Inteligencia en el mejor sentido de la palabra fracasó hasta el momento”, finalizó.