El equilibrio fiscal amenazado por la caída de ingresos
Se espera que los datos que el Ministerio de Economía dará a conocer este miércoles, arrojen déficit financiero.
Pese a la desaceleración de la inflación, el salario real volvió a desplomarse durante el primer cuatrimestre del año. El Gobierno celebra el índice del IPC, pero la pérdida de poder adquisitivo golpea cada vez más fuerte a los trabajadores registrados.
17/06/2025 - 00:00hs
La inflación perforó el 2% en mayo y el Gobierno nacional no dudó en celebrarlo como un hito. Sin embargo, el costo oculto de ese “logro” se mide en los bolsillos cada vez más flacos de millones de trabajadores formales. Según datos oficiales del Ministerio de Trabajo, el salario real del empleo registrado privado acumuló tres meses consecutivos de caída y en abril terminó por debajo del nivel que tenía en noviembre de 2023, al inicio del mandato de Javier Milei.
Lejos de tratarse de una apreciación partidaria, el propio “Panorama mensual del trabajo registrado” del Gobierno confirma esta contracara del ajuste: entre febrero y abril, el salario real bajó casi 4%, borrando de un plumazo la breve recuperación que había comenzado en abril de 2024. En paralelo, el empleo registrado también cayó en marzo, con una baja del 0,1%, lo que agrava aún más el cuadro: salarios más bajos y menos puestos de trabajo.
La principal razón de este nuevo retroceso es la política deliberada de contención salarial que impuso la gestión libertaria. Desde diciembre, el Ejecutivo pisa las paritarias e impone techos del 1% mensual. Incluso llegó a trabar la homologación del acuerdo de Comercio, que beneficiaría a más de 2 millones de trabajadores, por exceder el “tope” permitido. La contracara de este disciplinamiento es la caída real de los ingresos. El gráfico oficial lo expone con crudeza: el índice promedio del salario privado registrado pasó de 104 en enero a 100 en abril.
A esta dinámica se suma el deterioro del poder adquisitivo frente a una canasta básica que no deja de crecer. En mayo, una familia tipo necesitó más de $1,1 millones para no ser pobre, según el Indec, una suba interanual de más del 30%. Y eso sin contar alquiler. Mientras tanto, el consumo en supermercados lleva 15 meses sin incrementos y los propios comercios admiten que ya no pueden remarcar porque el poder de compra se extinguió.
En lugar de apostar a una recuperación genuina, el Gobierno parece aferrarse a una política de “estabilidad por empobrecimiento”. Y mientras las consultoras proyectan una inflación anual del 25 al 30%, la única certeza de los trabajadores es que 2025 ya les quitó lo poco que habían recuperado en 2024.