Se cumplen 69 años del primer voto femenino en Argentina
Eran consideradas incompetentes por el Código Civil, tras la aprobación de la ley 13.010 en septiembre de 1947 pudieron sufragar en las elecciones del 11 de noviembre de 1951.
Un 11 de noviembre de hace 69 años, las mujeres argentinas votaban por primer vez en una elección presidencial. La Ley 13.010 les permitó elegir al mandatario para el período 1952-1958, bajo la Constitución reformada de 1949.
De un padrón de 8.623.640, 4.225.467 eran mujeres, según el censo realizado en 1948.
La historia del voto femenino fue larga para las argentinas. Todo comenzó en 1889, cuando Cecilia Grierson se convirtió en la primera mujer en recibirse de médica en el país.
Ese mismo año, la doctora participó en el Segundo Congreso Internacional de Mujeres en Londres y en septiembre de 1900, fundó el Consejo de Mujeres. Siete años más tarde, la socialista Alicia Moreau de Justo creó el Comité Pro-Sufragio Femenino.
Los hechos mencionados fueron impulsos para que en mayo de 1910, Argentina fuera elegida como sede del Congreso Femenino Internacional que contó con la participación de delegadas chilenas, uruguayas y paraguayas. Allí se reclamó enérgicamente el derecho de las mujeres a votar.
En las elecciones municipales del 26 de noviembre de 1911, Julieta Lantieri se convirtió en la primera mujer sudamericana en ejercer el voto.
En marzo de 1919 lanzó su candidatura a diputada nacional por la Unión Feminista Nacional, apoyada por Alicia Moreau de Justo y Elvira Rawson. El resultado fue escaso pero importante simbólicamente: obtuvo 1.730 votos.
En 1911 el diputado socialista Alfredo Palacios presentó el primer proyecto de ley de voto femenino en el Parlamento Nacional. La propuesta ni siquiera fue tratada por los legisladores que, un año más tarde sancionaron la Ley electoral Saenz Peña, que se denominaba universal, pero excluía a las mujeres, quienes eran consideradas incapaces por el Código Civil de 1871.
En 1926, la Ley 11.357 declaraba a los hombres y mujeres iguales, pero la norma no se respetaba en la práctica, donde el derecho al voto femenino y la patria potestad compartida no existían.
En 1928, las mujeres sanjuaninas se convirtieron en las primeras argentinas en ejercer el voto gracias al impulso de Aldo Cantoni.
En 1932, el Parlamento recibió 95.000 boletas electorales firmadas por mujeres de todo el país con la siguiente consigna: “Creo en la conveniencia del voto consciente de la mujer, mayor de edad y argentina. Me comprometo a propender a su mayor cultura”.
Pocos días después, el 17 de septiembre de 1932, el proyecto de ley de voto femenino presentado tres años antes por Mario Bravo conseguía una media sanción.
Durante el debate, el diputado derechista Bustillo recibió el abucheo de cientos de señoras y señoritas que colmaron los palcos del Parlamento al pedir el voto calificado para la mujer.
Por su parte, el socialista Ruggieri, fue aplaudido por las damas presentes al aclamar: “la coincidencia de todos los sectores en el deseo de libertar a la mitad del pueblo argentino, la parte más delicada y sufrida, y la más oprimida, dándole participación directa en nuestras luchas cívicas”.
En ese entonces, el legislador ultra conservador Uriburu dijo: "Cuando veamos a la mujer parada sobre una mesa o en la murga ruidosa de las manifestaciones, habrá perdido todo su encanto. El día que la señora sea conservadora; la cocinera, socialista, y la mucama, socialista independiente, habremos creado el caos en el hogar".
La banca socialista en el Parlamento fue clave para la obtención del voto femenino a lo largo de la historia argentina. Alicia Moreau de Justo, insistió sin éxito con proyectos presentados por Palacios en 1935 y 1938.
Desde aquella primera vez en 1911, se propusieron 22 iniciativas legislativas, hasta que el 9 de septiembre de 1947 se sancionó finalmente la ley 13.010 que establecía en su primer artículo: "Las mujeres argentinas tendrán los mismos derechos políticos y estarán sujetas a las mismas obligaciones que les acuerdan o imponen las leyes a los varones argentinos".
El 23 de septiembre, Evita debutó como oradora en el balcón de la Casa Rosada. Habló a una multitud convocada por la CGT que celebraba la obtención del voto femenino. Aquella voz dijo entonces: "Mujeres de mi patria: recibo en este instante de manos del gobierno de la Nación la ley que consagra nuestros derechos cívicos". Y remarcó que se trataba de una "...victoria de la mujer sobre las incomprensiones, las negaciones y los intereses creados de las castas repudiadas por nuestro despertar nacional".