Miles de formoseños habían quedado varados por decisión de Insfrán.
Desde que comenzaron las restricciones en el país por la pandemia de coronavirus, Formosa se blindó y ningún lugareño pudo volver a su provincia. Tras varios meses de pedidos, durante los cuales miles de nacidos allí pasaron hambre, no tenían sus medicamentos y hasta murieron por intentar cruzar a la provincia nadando, el gobernador Gildo Insfrán debió acatar el fallo de la Corte Suprema de Justicia (CSJN), que ordenó que permitiera el ingreso de algo más de 8.000 formoseños varados.
Luego de ceder, el gobierno formoseño informó que 996 personas entraron a la provincia en la última semana, como parte del retorno de 8.321 ciudadanos ordenado por la Corte, después de ocho meses de cuarentena. Por ello dispuso reforzar el sistema de recolección de estudios, con una nueva metodología que permite, en un máximo de dos horas, conocer si un paciente es o no positivo en coronavirus.
Desde el último miércoles, la provincia empezó a recibir a los formoseños, quienes, a medida que entran, son localizados en los más de 70 centros de alojamiento, entre ellos escuelas, hoteles y entidades deportivas distribuidas en toda la provincia.
En declaraciones a la prensa local, la subsecretaria de Gobierno, Gloria Giménez, había informado que, en cuatro días de trabajo, entre el 35% y el 38% de las personas autorizadas por la CSJN “confirmó su ingreso a la provincia”.
Detalló que los motivos de pedidos de entrada son “por ejemplo que salen de licencia, están de vacaciones, se aproximan las fiestas, los estudiantes están terminando el año. Esas son las personas que en su mayoría deciden ingresar a la provincia”.
El miércoles retornaron 306 personas; el jueves, 350; el viernes, 208; y el sábado, 132, según las cifras oficiales.